Pese a la salida a las calles de miles de soldados para apoyar a la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala, la inseguridad tiene de rodillas a los guatemaltecos, que han visto dispararse la ola de crímenes.
Según datos oficiales, en los últimos 15 meses, cuando el Ejército salió a las calles a patrullar, 7.246 personas fueron asesinadas, 413 más que en los 15 meses anteriores cuando se reportaron 6.833 asesinatos, según cifras oficiales.
«La supuesta solución mágica de poner al Ejército a hacer tareas de seguridad ciudadana, en lo único que se ha traducido es en que el presupuesto del Ejército engorde», afirmó la activista de la humanitaria Fundación Myrna Mack, Carmen Aída Ibarra.
Según datos oficiales, el presupuesto del ministerio de la Defensa de 142,8 millones de dólares para 2007 fue aumentado en 16,4 millones de dólares para pagar salarios de los reservistas.
«La solución no está en aumentar el presupuesto del ejército y poner a los reservistas a aplanar calles junto con los policías, porque nos están dando más de lo mismo y la tendencia es a fracasar», agregó Ibarra.
Sin embargo, un vocero de las fuerzas armadas, el coronel Daniel Domínguez, aunque admitió que las estadísticas reflejan un incremento de muertes violentas, también aseguró que no se puede contabilizar cuántos hechos delictivos se han evitado por la presencia «disuasiva» de las tropas.
«Habría más hechos criminales si no hubiera presencia militar. Nosotros trabajamos en coordinación con la Policía Nacional Civil y no de forma independiente», refirió Domínguez.
No obstante las declaraciones del portavoz castrense, durante los últimos cinco días 41 guatemaltecos, entre ellos dos políticos, dos policías y un fotógrafo, han pasado a engrosar las estadísticas de homicidios.
Sólo el jueves último, según los registros de la PNC, nueve personas cayeron abatidas por presuntos delincuentes, entre ellos el periodista Jorge Castañeda, a quien supuestamente intentaron robarle el vehículo minutos después de dejar a sus hijos en el colegio.
En tanto, el miércoles pasado fueron ultimados los políticos Jaime Zapata y Marvin Valdez, de la oficialista Gran Alianza Nacional (Gana) y la opositora Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), respectivamente, quienes fueron atacados a quemarropa por grupos de desconocidos en los departamentos de Jalapa y Zacapa, ambos en el este del país.
Por otro lado, dos policías murieron presuntamente a manos de pandilleros durante dos intercambios de disparos registrados en áreas periféricas de la ciudad, uno de los casos en una supuesta emboscada y el otro cuando dos agentes intentaron evitar el pago de una extorsión.
Carmen Aída Ibarra
Fundación Myrna Mack