Mañana, a las 19:00 horas, en la Galería Sol del Río (14 avenida 15-56 zona 10), se inaugura la exposición “Imágenes Albigenses” de Rudy Cotton, la cual permanecerá abierta hasta el 4 de marzo. Entrada libre.

Hace aproximadamente 30 años conocí a Rudy Cotton. Un patojo que compartía amistad con sus amigos artistas un poco más grandes en edad que él, Moisés y Cesar Barrios, Erwin Guillermo y Rolando Ixquiac Xicara. Nos juntamos varias noches en amenas charlas amenizadas con vino, queso y pan en mi casa. Nos acompañó muchísimos años en Arte Subasta, y luego en Juannio.

Me enteré que se fue a Francia, y luego de sus triunfos como en el XXI Gran Premio de Arte Contemporáneo de Mónaco, entre otros.  Rudy creció, criando una linda familia bicultural y ampliando sus horizontes artísticos con su estancia en Francia. Y su biculturalidad quedo para siempre impresa en su cerebro, como un archivo al que algún día podía recurrir para retornar allí. Hoy se devela este recuerdo en un Rudy Cotton ya maduro, consumado, de vuelta a la mágica ciudad albigense.

 Aún recuerdo cuando recibí de Rudy un paquete con varias pinturas que realmente me dejaron sin aliento. Un Rudy Cotton realizado y en total dominio de su trabajo, que podía desnudar en un lienzo una sinfonía utilizando el color, el volumen del claro obscuro y las texturas para lograr una obra armoniosa cautivante para el observador. Logró amalgamar los elementos de inspiración de su segunda patria, Francia, Albi y Toulouse-Lautrec, con el colorido y paisaje de su natal Guatemala.  Volví a verlo de retorno en Guatemala, ya con hijos grandes, ahora profesionales en ruta de sus postgrados.

Un día pedí a Rudy retornar a Albi, a esos ambientes que le vieron crecer juntos a él en su quehacer artístico y a sus hijos y su compañera de hogar.

Y como a buen oído, basta una palabra, logró regresar a Albi la ciudad de las raíces y ladrillos, con esta extraordinaria muestra.  Sus colores de terracota alumbrados por un intenso sol, sus puentes y el agua del río Tarn que los perfora, y sus elementos chapines representados en labios eróticos que son un Atitlán reflejado en el agua, montañas que parecen senos, y ventanas entre claro obscuros que dan una tercera dimensión a su trabajo. También retiene el tapete de las parcelas del altiplano, con elementos de color que fracturan, pero armonizan el fondo.

Hoy Rudy retorna al Albi de Toulouse-Lautrec, solo que más maduro, ya totalmente consagrado, y con una nueva fuerza que hace de esta muestra, indudablemente, su mejor interpretación de una realidad que se reinventa en su mente y que plasma en sus obras para nuestro deleite. Felicitaciones Rudy, bienvenido a Albi, con tus mágicas imágenes albigenses.