Supuestamente al adelantar las elecciones se daría la oportunidad al nuevo gobierno de pasar por un proceso de transición que rompiera con esa tradición de que nuestros funcionarios públicos llegan a los cargos a aprender durante los primeros meses, enterándose de la marcha de los negocios a su cargo para luego empezar a tomar decisiones e impulsar políticas. Cuando terminó el proceso electoral se anunció que el equipo ganador entraba a la etapa de conformación de sus equipos para que se hicieran cargo de esa transición, pero semana a semana se ha ido postergando la integración del gabinete y llegamos al período festivo de diciembre sin que las carteras más importantes tengan un responsable que pueda estar ya empapándose de la situación para ganar tiempo valioso.
ocmarroq@lahora.com.gt
En materia de seguridad, por ejemplo, sería bueno que el Gobierno tuviera ya a los encargados del tema para que pudieran trabajar durante estos días junto a quienes han de dejar el Ministerio de Gobernación para compenetrarse a cabalidad de la situación imperante, de las dificultades existentes y de los pasos que se han dado para tratar de resolver problemas. La ministra Adela de Torrebiarte no tiene a quien explicarle sus logros y sus pendientes, por lo que cuando deje el cargo en enero próximo, lo entregará seguramente a alguien que llegue otra vez sin los conocimientos de las cosas elementales del despacho.
Lo mismo podemos decir de carteras tan importantes como Salud y Educación, en las que cualquier minuto que se pierde es un lastre enorme para el país y por lo tanto sería deseable que la transición fuera más allá que el simple traslado de cuadros estadísticos y de los informes cajoneros que cualquier ciudadano puede obtener ahora por medio de Internet. Lo que más falta hace es ese traslado de la experiencia vivida, de lo que significa el lidiar día a día con una gran cantidad de problemas que al final de la gestión terminan anulando la capacidad de los equipos para dirigir la vista al largo plazo. Si los gobiernos terminan atrapados en general por la coyuntura es porque sus funcionarios no tienen la capacidad para ver más allá de un período y porque no se resuelven en realidad los problemas, sino que simplemente se pasan el tiempo apagando fuegos.
Por supuesto que no por mucho madrugar amanece más temprano y que hay cuestiones en las que no vale la pena correr si eso significa que se harán malas escogencias. Pero cuando vemos los serios problemas que están en el horizonte de la gobernabilidad en el país, es preciso entender que necesitamos equipos de trabajo que puedan empezar a desempeñar sus funciones sin pérdida de tiempo y con pleno conocimiento de las áreas en que van a desempeñar sus funciones, sobre todo porque al principio del régimen es cuando se posee mayor poder político para impulsar medidas audaces como las que el país requiere, pero para que funcionen tienen que ser además diseñadas con profundo conocimiento de la realidad.
Es una lástima que se haya perdido tanto tiempo sin integrar al equipo de gobierno porque a estas alturas, en plena época de fiestas y convivios, cualquier designación ya no tendrá el efecto esperado. En diciembre ni las gallinas ponen y mucho menos nuestra burocracia que a estas alturas del gobierno saliente ya tiene mucho menos motivación para dedicarse al trabajo.