De mal en peor


Pese a los enormes esfuerzos que hace el Gobierno de los Estados Unidos y los que realizan la mayorí­a de las naciones desarrolladas del mundo, la crisis económica se sigue agudizando y ayer nuevos informes generaron más alarma entre la gente y el fantasma de una aguda recesión se empieza a materializar. El presidente Obama no sólo logró la aprobación de su plan de reactivación económica en el Congreso, sino que presentó ya su polí­tica fiscal para los próximos cuatro años con la intención de reducir el déficit fiscal que Bush elevó a niveles sin precedente, pero sus estimaciones se basan en una reactivación pronta de la economí­a y algunos analistas la ven improbable.


De hecho, a pesar del plan de estí­mulos, la situación se sigue deteriorando porque no hay dinero para financiar la actividad económica, el consumidor no tiene confianza y compra menos, lo que baja la demanda y afecta a las empresas que, por ello, reducen su personal para bajar costos y con ello la espiral se agrava. Para el lunes se conocerá sin duda la nueva cifra de desempleo tomando en cuenta los despidos de febrero y nadie se hace ilusiones respecto a indicadores menos negativos.

El punto sigue siendo que para hablar de la reactivación primero hay que tocar fondo y todaví­a parece que la economí­a va en caí­da libre. El Dow Jones perdió 11.7% en febrero, de los cuales 4.1 fueron en la última semana, lo que indica que se está deteriorando más la situación. Los bancos únicamente están a flote por las inyecciones del gobierno federal que ya se hizo con 36% de las acciones de Citi Bank y ayer se conoció la cifra de que la economí­a de Estados Unidos cayó 6.2 por ciento en el último trimestre del año pasado, lo que se considera graví­simo y asustó a los agentes económicos.

Para el gobierno de Obama la situación se vuelve crí­tica porque puede sufrir su primer revés en un área en la que el fracaso serí­a lapidario e irreversible, como es el de la crisis económica que, para nada, ha sido su responsabilidad pero que puede provocar un descalabro de tal magnitud que traiga secuelas por muchos años y torpedee su plan económico enmarcado en la propuesta de Presupuesto elaborada con miras a la reducción del déficit alterando la polí­tica impuesta por Reagan hace treinta años. Y es que la burbuja de la fantasí­a que hizo gastar a manos llenas, como si no existiera el mañana, se sigue desinflando dí­a a dí­a y nadie puede aún predecir cuánto más bajará la economí­a y cuál es el punto en el que se podrá hablar de haber tocado fondo.