De los circos extranjeros


Según información del vespertino LA HORA, del 26 del corriente, el diputado Alfredo de León Solano, consideró necesario elaborar una nueva ley de espectáculos públicos, contenida en el Decreto Número 574, según decreto emitido por el entonces presidente de la República coronel Carlos Castillo Armas.

José Antonio Garcí­a Urrea

El objetivo de esta nueva ley, según esa información es la de proteger a los circos nacionales que se verí­an perjudicados por la modificación aplicada en el plano del Congreso el 16 de mayo al artí­culo 3 de la Ley 28-70, agrega la información, y continúa, aprobada por medio de una moción privilegiada y aprobada de urgencia nacional (las negrillas son mí­as), con 105 votos, favoreciendo a los circos extranjeros a presentarse en todo el paí­s.

Llama la atención que una ley de esta naturaleza sea aprobada de urgencia nacional, cuando hay otros asuntos nacionales que merecen igual atención, y que cuando van a tratarse se rompe el quórum. Tengo entendido que una ley no debe ser casuí­stica (como en este caso) sino de aplicación general.

Los circos nacionales han superado innúmeros problemas para subsistir, y se han ido superando poco a poco, con el propósito de brindar, especialmente a los niños, un espectáculo de categorí­a. Recuerdo los problemas que tení­an que afrontar estos circos, los cuales quedaron asentados en los diferentes reportajes que le hice y relatados por el inolvidable Tarzán López.

Los circos extranjeros por lo general viajan subvencionados por sus gobiernos respectivos, como otros muchos espectáculos, mientras que los nacionales lo hacen por sí­ solos, por otra ¿qué beneficio le dejan al paí­s los circos extranjeros, como no sea la fuga de divisas?

Lo he dicho y lo repito, seamos nacionalistas, no chauvinistas, y velemos por los nuestros. Los circos nacionales, de la familia López que son una tradición en Guatemala, merecen toda consideración y defensa por su mantenimiento, e incluso, hilando fino, como se dice, debiera otorgárseles, por lo menos la Orden del Quetzal.

Es de esperarse que si esa moción privilegiada se convierte en ley, sea vetada por el ejecutivo, porque vista así­, a vuelo de letra, contiene más de alguna inconstitucionalidad.