En prueba de la importancia de los diputados de Listado Nacional es el primer foro público que se hiciera de legisladores en televisión el domingo 7 de agosto con una intensa duración de más de dos horas, espacio al que fueron invitados seis diputados que encabezan los listados nacionales de sus respectivos partidos.
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En ello se evidencia que suprimir el Listado Nacional como algún candidato a la presidencia lo ha propuesto sería un enorme retroceso que no contribuiría políticamente sino por el contrario podría significar que en el futuro en el país existiera una cámara de senadores, lo que para un país de nuestro tamaño, sería un retroceso por sus implicaciones políticas, económicas y burocráticas.
Todos los departamentos, salvo Guatemala, son distritos electorales que dependiendo de la densidad de población eligen diferente número de diputados distritales.
La capital, los municipios de Guatemala, Huehuetenango, San Marcos, Quiché y Alta Verapaz son los que proporcionalmente más diputados eligen. Como es sabido y se evidencia, un diputado distrital, si bien es un representante con los mismos derechos y obligaciones que un diputado de Listado Nacional, tiene adicionalmente una vinculación concreta y específica con el distrito donde fue electo y ello implica que debe de velar por la infraestructura, por las escuelas, por los puestos de salud, por los programas agrícolas del distrito específico de donde él es electo.
Ello ha implicado que existan diputados que han sido electos y reelectos por varios períodos en comprobación a que buena parte de los votantes del distrito reconocen su labor local, este liderazgo ha sido motivo que a través de los últimos 20 años existan diputados que se han trasladado a solicitud de los presidenciables o por decisión propia a diferentes partidos, teniendo el hecho su pro y contra.
Pretender decir que por ejemplo Arístides Crespo en Escuintla, los Arévalo en Totonicapán, Mario Rivera en Quiché, los Quej en Alta Verapaz, Manuel Barquín en Petén, no son líderes locales, no tienen una organización representativa de base que les es afín es no comprender las raíces y la naturaleza política de un distrito específico, error en el que incurren analistas y periodistas de la capital.
Distinto es el pensar, buscar la manera en que esos liderazgos locales no se trasladen a diferente partido, hecho que vendría a beneficiar el desarrollo democrático y partidario del futuro, pero en ningún caso podemos pretender imponerle a los votantes de los distritos, lo que no incluye al departamento de Guatemala, que no exista ese liderazgo local, sería tanto como pretender decir que en Estados Unidos no se debería reelegir a un senador, a un diputado en su respectivo distrito. ¿Acaso Edward Kennedy no fue electo y reelecto en numerosos períodos en el Estado de Boston? (Igual caso es la mitad de diputados y senadores).
En esta nueva elección serán numerosos los legisladores que se reelegirán en los distritos y pocos los nuevos diputados que lograrán ser electos de forma distrital. Por supuesto que comparto el deseo que el nuevo Congreso no debe ser una repetición de todos los actuales diputados, idealmente, por lo menos, un 25 por ciento serán nuevas figuras, que poco a poco adquieran la experiencia que se requiere para ser un buen legislador, que tenga la entereza de descartar, oponerse a los vicios y abusos que se han ido generando en el Congreso, especialmente en relación a la obra pública. También hay nuevos aspirantes a una curul que no son trigo limpio, análisis que debe hacer cuidadosamente el votante.