Como quien dice nada, se está a 11 días de que no se elegirá sino se escogerá. Se trata de las séptimas votaciones generales a partir de la llamada apertura democrática y política y, al igual que las anteriores, en nada cambiarán la tensa situación y difíciles condiciones en que se encuentra Guatemala desde entonces y, aun, desde antes. Las cosas tenderán a agravarse más –y lo que es peor–, en todos los órdenes: en lo económico, político, social, institucional y gubernamental.
\ Carlos Gonzáles \
El próximo 11 de septiembre, habrá ciudadanos que se abstengan y los que anularán su voto o dejarán la papeleta en blanco. Tres 3 mil 500, son los cargos “en disputa†y 31 mil 795 los “candidatosâ€. De los “candidatos†inscritos, 434 son para “diputados†por lista nacional y mil 673 para “diputados†distritales, 560 “titulares y suplentes†al Parlamento Centroamericano, y 29 mil 108 para “alcaldes, síndicos y concejalesâ€. Veinte, son los “candidatos†a presidente y vicepresidente del país.
Los 26 años de gobiernos civiles (1986 – 2011) son la continuación y prolongación de los regímenes militares que usurparon el poder durante 32 años (1954 – 1986) y ello confirma que durante esta etapa (1954 – 2011) la política dejó de ser la guía y acción para el buen gobierno y la gestión pública.
Los políticos y sus partidos –conservadores, reaccionarios, anticomunistas, de ultraderecha, derecha y centro derecha–, por los intereses a que obedecen y sirven, representan y defienden, tutelan y salvaguardan, han pervertido la política y al sistema político y de gobierno, de partidos y votaciones, la gestión pública y gubernamental, y los poderes del Estado y las instituciones.
El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define la perversión como la “acción o efecto de pervertir o pervertirseâ€. Dice, además, que pervierte y se pervierte el que perturba “el orden o estado de las cosasâ€. De lo anterior se infiere que, para nuestro caso, las élites patronales son las que han pervertido a los políticos y a sus partidos así como que los políticos y sus partidos son los que, a su vez, se han pervertido.
Desde que se vienen realizando encuestas para “medir†la intención del voto en un momento dado, y los foros entre “presidencialesâ€, las votaciones se han corrompido mucho más. Con las encuestas se induce al encuestado y se acomodan los datos y resultados al interés de quienes las encargan. Con los foros, quienes los patrocinan, convocan y realizan, favorecen al candidato que les conviene e interesa que resulte “electoâ€.
La mayoría de medios de comunicación (impresos, radiales o de televisión) no son ajenos a ello, aunque después tengan que “arrepentirseâ€.
Las encuestas encargadas por dos de los impresos de la mañana (Prensa Libre y elPeriódico), es por demás evidente que fueron levantadas a fin de favorecer a un “presidenciable†en particular y lo mismo sucede con los foros a los que se les dio más cobertura y lograron acaparar mayor audiencia (me refiero al del lunes 22 de la AGG y al del jueves 25 de CNN y Canal 3). Lo que buena parte de la audiencia duda, es si lo pudieron lograr.
Durante su desarrollo fue fácil advertir el sesgo con que se diseñó el formato y el orden y propósito de las preguntas a fin de, en ambos casos e igualmente, favorecer al mismo candidato.
En suma, cada vez me convenzo más que el 11 de septiembre lo que procede es anular el voto o dejar la papeleta en blanco.
Es el derecho que como ciudadano me asiste de rechazar el sistema político y gubernamental, de votaciones y partidos, y la perversidad de los políticos y sus partidos y coaliciones electoreras, sus anónimos financistas y los peligrosos grupos paralelos que están detrás de ellos. Es no estar de acuerdo con los “presidenciablesâ€, “candidatos†a diputados y autoridades municipales de ultraderecha, derecha y centro derecha. La abstención es, también, una manera de oponerse y objeción ciudadana.
En política lo que cuenta es la experiencia y los conocimientos, lo que se sabe, aprende, conoce, estudia y analiza; la práctica y el trabajo diario y profesional en lo organizativo, ideológico y político; la dignidad y el decoro; la solvencia y la integridad; el lado del que se está y del deber.
En el político, es su talento e inteligencia, capacidad y competencia, consecuencia y lealtad, idoneidad y solvencia, confianza y entereza, liderazgo y honradez, la lucha que ha librado, libra y habrá de seguir librando a fin de emancipar al país, refundarlo y salvarlo del desastre y el caos.
En política, las intenciones –por buenas que sean– no cuentan; se quedan en eso: en buenas intenciones. Lo decisivo, son los resultados y los resultados se logran si se es capaz de visualizar su viabilidad, advertir sus reales posibilidades y luchar por concretarlos. http://ricardorosalesroman.blogspot.com/