De la violencia y los sediciosos


La campaña preelectoral se verá levemente opacada por la festividad de las tradiciones de fin de año. Pero sin embargo, la pesadilla de la violencia, no se tomará recreo. La violencia extenderá, como ya ha hecho esta semana, sus tentáculos a quienes participan en polí­tica. Será llamada violencia polí­tica.

Walter del Cid

La ví­a electrónica, de la que a pesar de nuestros altos í­ndices de subdesarrollo, cada vez es más usada, al parecer, será un medio favorito para inculcar terror, violencia y zozobra. El «asunto» del G T Continental, es una prueba de ello. Otras pruebas adicionales lo constituyen, alrededor de este hecho, un correo mediante él se sindica al ingeniero ílvaro Colom y a su esposa, como dos piezas «clave» en el lamentable pánico financiero creado contra dicha institución bancaria. El Ministerio Público, tendrá, para variar, un renovado reto del cual esperamos pueda demostrar algún grado de capacidad y ofrecer resultados concretos en breve.

Otra manifestación es el sedicioso correo que supuestamente a nombre de la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala, se está haciéndose circular. ¿Tendrán capacidad, en el MP para investigar estas formas peculiares de sembrar divisionismo, incertidumbre, calumnias y difamaciones entre los protagonistas que en los propios correos electrónicos se mencionan?

En el tema de la seguridad ciudadana el gobierno actual está dejando una cruenta factura que todos los dí­as se cobra numerosas ví­ctimas y, quienes se arrepienten de haber apoyado al «ganamos todos», pues en esta área se ha traducido en mayor luto, son cada vez más y ha hecho que un número más creciente de habitantes de este nuestro sufrido paí­s, vean las hojas de sus calendarios en cuenta regresiva, para que «talvez con el nuevo gobierno, las cosas cambien».

El problema de la violencia y todos sus tenebrosos tentáculos es un problema que nuestros flamantes operadores de «derecha», han llegado a convertir en un problema estructural y muy complejo. Las posibilidades del «aliento» que producen los inminentes cambios que se operarán el 14 de enero de 2008, en realidad son de poca concreción.

Dicen que un optimista es alguien que carece de información, en tanto un pesimista es un optimista con información. Creo que si no se hace algo de manera integral, la violencia y los sediciosos tendrán en nuestra sufrida Guatemala un campo fértil para continuar acentuando al que alguna vez fuera el «paí­s de la eterna primavera», en el Estado fallido en el que se ha convertido a partir de ser el «paí­s de la eterna impunidad». Carajo, como me gustarí­a estar equivocado.