De la teorí­a a la práctica


Quienes hemos sido bendecidos por Dios y nos encontramos en la tercera edad, tenemos la obligación de tratar de transmitir nuestras experiencias y vivencias a nuestros hijos, a nuestros connacionales, a quienes hoy ocupan los cargos y las consiguientes responsabilidades en el sector público y privado que nosotros durante muchos años ocupamos.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En mi caso, le doy gracias a Dios por el ejemplo y experiencia que heredé de mis padres, de mis mayores que me antecedieron en el camino de la fe, en la senda de la vida. Tengo la dicha de haber procreado y hasta donde es posible educado tres hijos, todos graduados universitarios, uno de ellos egresado de la Marroquí­n (Summa Cum Laude), otro de la Landí­var y la más pequeña de universidades extranjeras, quien recientemente me dio la alegrí­a de culminar su maestrí­a con honores.

A pesar de su vasta preparación académica, de ya varios años de laborar, de haber desempeñado puestos de dirigencia estudiantil, puestos en el sector privado y público, todaví­a me permito decirles, como trato de compartir en mis opiniones con todos mis compatriotas, que una cosa es la teorí­a y otra es la práctica.

Recuerdo como que si fuera hoy lo que aprendiera en un curso de Incae impartido por profesores de Harvard, que una persona puede considerarse exitosa si por lo menos la mitad más una de sus decisiones son acertadas. En lo personal, considero que el nivel debe ser más alto, por lo menos el 75% de aciertos.

No me extraña que alguna prensa nacional le señale al actual gobierno, en el escaso tiempo transcurrido, desaciertos y contradicciones. Es obvio que quienes hoy ocupan los cargos de dirigencia en el sector público deben de esforzarse por evitar que sus actos sean motivo de crí­tica y que sus expresiones al más alto nivel puedan contradecirse.

Lo anterior es importante porque en nuestro paí­s una de las maneras de desgastar, de acosar, de acorralar a la dirigencia polí­tica nacional es criticándola, al punto que los obligan a contratar «asesores de imagen» pagándoles enormes honorarios provenientes de los impuestos como le sucedió a Ramiro de León Carpio; a pautar millones de millones mensualmente en propaganda innecesaria y exagerada o los obligan a presupuestar millones de los impuestos a favor de dudosas fundaciones que integran conocidos miembros de la prensa como lo hizo í“scar Berger. A cambio de todo esto no se les critica.

Un gobierno que manifiesta que seguirá los conceptos y criterios de una polí­tica socialdemócrata adquiere la obligación de aplicar la teorí­a polí­tica de esta corriente en la práctica.

La economí­a humana y solidaria implica una economí­a social de mercado, la cual se complementa con la responsabilidad social de cada uno de sus actores. Este modelo económico social busca no solo mejorar notablemente la situación del paí­s, abrir mayores opciones a la integración, a la homogenización y a las medidas de avance de la región sino también combate las desigualdades sociales, la pobreza y la extrema pobreza que las corrientes liberales inhumanamente ignoran y propician.

Dentro de sus objetivos especí­ficos está la pretensión de una propuesta económica que logre la mejor actividad del aparato productivo para superar la pobreza, el desempleo, intensificando la oferta de mano de obra calificada y rechazando la estrechez del mercado por los bajos niveles de ingreso prevalecientes, comprometiendo al empresario y al trabajador en un acto de bien común.

Es la corriente polí­tica y social que busca demostrar que la democracia respeta al ser humano y evidencia su amor al prójimo.