De humillaciones y de humillación


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Humillar significa según el diccionario. Herir u ofender, especialmente en público, a una persona atentando contra su orgullo o dignidad. Dañar a una persona en su amor propio, bajarle el orgullo o altivez. Entre los sinónimos de esta acción se proponen: denigrar, mortificar, deprimir, derribar, reducir, mortificar.

Dra. Ana Cristina Morales


Una mujer me contaba que ella en su niñez se quedó sin su madre y que como estrategia de sobrevivencia su papá la envió a casa de unos familiares.  En ella sufrió  crueles humillaciones por parte de una prima mayor.  Quien la negaba como parte de su familia y le hacía saber de su condición de desprotección y vulnerabilidad a cada paso.  Se sentía despreciada y no querida en ese lugar, por más que trataba de agradar y quedar bien con aquella prima aristocrática  que le abrió su casa.  La  respuesta de la dama era mayor en su desprecio.  Ella lloraba, no entendía qué estaba pasando, lo que no estaba realizando bien.  Pero  su necesidad fue mayor y toleró lo que pudo hasta el momento que ya no tuvo más por qué.  Sin embargo, esa mala vivencia marcó su vida y la manera de confiar y relacionarse con las demás personas.

Estas son conductas que se manifiestan de manera frecuente.  Es como que existiera un plan educacional de cómo humillar a los demás para que la persona con ello  pueda disfrutar de sentirse orgullosa de sí misma. Como la expresión matemática de una ecuación indirectamente proporcional.  Es decir, a menor importancia y valor concedido a las demás personas, mayor importancia y valor se concede a su persona.

La humillación es una forma de violencia psicológica y existen diversas maneras de expresión de la misma: ignorancia de su ser y de sus necesidades, insultos como el decirle que no vale nada, que no hace nada bien, que no sirve para nada, gestos de repugnancia y de desaprobación que buscan descalificar a la gente.

La necesidad de humillar se entiende como producto de que la persona que realiza este acto no se entiende muy bien consigo misma, no se siente adecuada, su estima es endeble, por lo cual necesita menospreciar al mundo para  ubicarse en un mejor plano.

Esta conducta y manera de entablar relación interpersonal puede trascender todos los ámbitos: la familia, el trabajo, las relaciones de pareja y entre amistades, dentro de un grupo social determinado, religioso, político, deportivo, etc.

Es complejo establecer el maltrato psicológico debido a que la violencia se observa como una “conducta normal” y es validada  socialmente.  Además, cuando no se cuenta con los recursos personales necesarios para el ejercicio de un pensamiento crítico, como en la niñez, resulta difícil poder analizar y evaluar  el contexto de la situación vivida.  Además, la violencia psicológica se realiza de una manera progresiva y sistematizada en la cual la persona agredida llega a tener la convicción de su falta de valor y por ende se siente merecedora de toda clase de menosprecios.

A las personas les cuesta romper con una relación de abuso debido a varias razones: 1)  No logran definir el abuso; 2) Llegan  a sentirse merecedoras de un maltrato; 3) Existen lazos afectivos con su agresor; 4) Se exponen a lo que observan  como  posibles pérdidas materiales, económicas y sociales.

Eleanor Roosevelt dijo: “Nadie puede hacernos sentir inferiores sin nuestro consentimiento”.  Por lo que el sentido de quienes somos, de la aceptación y valorización de nuestro ser se hace necesario.  Una buena autoestima  es  un elemento vital para enfrentar esas pululantes situaciones abusivas.