De cambio de eras y 100 años que cuentan todo


Jorge_MARIO_Andrino

En la víspera de cambio de año y recién cambiada la era de los mayas, nuestros antecesores guatemaltecos, es siempre importante ver para atrás y hacer una necesaria reflexión, misma que sirve para enfrentar nuevas rutas con experiencias ganadas y con ansias distintas. Y con especial dedicación a doña Blanca Rosa Grotewold Solares, quien en 2012 arribó a 100 años, justo en las fechas del nacimiento de Jesús. Toda una vida con historia, que sin lugar a dudas en estos tiempos es extraordinario y para las generaciones que le seguimos, casi imposible de alcanzar.

Jorge Mario Andrino Grotewold


Cada cierre de año, las personas que entienden de ciclos y de esperanzas, sin importar sus creencias religiosas, logran dimensionar que es un momento íntimo, propio y personal de reflexión, ganando con ello una expectativa de cambio, siempre para aspectos positivos por supuesto, pero en especial cuando las situaciones por las que atraviesan constantemente no son del todo favorables.  Alrededor del mundo, millones de personas enfrentan situaciones que no del todo son de su agrado, habiendo quienes hasta las esperanzas pueden haber perdido.  Las características del fin de cada año siempre llenan vacíos de esa esperanza de vida, de mejora condicional de situaciones adversas, ya sea por enfermedades, situaciones económicas o bien preocupaciones propias o ajenas, pero que en todo momento aquejaron sus corazones y mentes. 

Sin ir muy lejos, en Guatemala hay circunstancias que obligan a un cambio. No sólo aprovechando el famoso B’aktún,  sino aquellas cosas que todos conocemos nos hacen falta. Amor, paciencia, sensibilidad, entre muchas otras.  Y colectivamente, regresar a ver el año nos obliga a pensar en cómo hacer para que el 2013 se pueda mejorar los indicadores de inseguridad, violencia, desempleo, subdesarrollo económico-social y la desnutrición, entre muchas otras que podrían enumerarse, pero que no alcanzaría el espacio de esta publicación.  Pero vale la confianza y la esperanza en que todos en conjunto, como Estado y sociedad, podemos trazar rutas de cambio, y seguirlas, sin importar quién esté al mando del barco, obligarnos a que esta nueva era, maya o no, nos guíe para todo lo que Dios tenga en nuestro camino, y logremos desechar lo malo y lo incorrecto, sustituyéndolo por lo bueno y lo correcto.

Para aquellos escépticos que no confían en sus autoridades ni en ellos mismos, el camino es más difícil, pero más tarde que temprano comprenderán que en la vida no todo es color de rosa, pero que también tiene sus buenos momentos, por más cortos que parezcan, llenan y generan ese cambio, interna y externamente.

Y para ello, una muestra de vida con alguien que durante su vida logró ver de todo en la Guatemala de inicio del siglo anterior, nacida en hogar lleno de amor y crecida en una nación que fue evolucionando con ella durante 100 años, mismos que ahora encara con la misma fragilidad del bebé nacido en 1912, pero con el amor y felicidad de una larga familia que reconoce en ella un ejemplo de vida.  Feliz cumpleaños a la querida doña Blanca Rosa Grotewold Solares, y como dice el famoso adagio “y que cumpla muchos más”.