De algunos lugares memorables


Es memorable lo que se tiene presente y recuerda. De ahí­ que resulte impensable que en la memoria de alguien no haya lugares, fechas y hechos imperecederos, amigos y compañeros entrañables. Si de lugares se trata, lo que para unos puede que signifique mucho, para otros, no.

Ricardo Rosales Román

Recorrer el Centro Histórico es una hazaña, un reto, una osadí­a. Lo hice con Ana Marí­a la ví­spera de este domingo 28 de septiembre. Fue como adentrarse a calles y avenidas de una ciudad acechada. Aunque no es lo que predomina, en algunas de esas calles y avenidas lo que destaca son casas deterioradas, edificios de lo más feos, puertas que ya no se abren ni se cierran, ventanas que desaparecieron, balcones corroí­dos por el tiempo, techos que ya no están, zaguanes vací­os y habitaciones desoladas.

Pareciera que este paradigmático reducto de una ciudad tan bella -no carente de contrastes y desigualdades-, hubiera sido asaltado y el abatimiento y la desesperanza lo tuvieran atrapado. Peor aún, está el mapa polí­tico e institucional.

Lo mismo pasa en caserí­os, aldeas, comunidades, poblados, municipios y cabeceras departamentales, donde 64 años de lucha revolucionaria no concluida son escenario de desiguales batallas en las que, de un lado, están los que se aferran al pasado y, en el otro, quienes luchan por un mundo distinto y mejor.

Entre 1951 y 1954 hubo lugares que para los militantes, cuadros y dirigentes del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), amigos y simpatizantes, la clase obrera, el campesinado y lo mejor de los sectores populares, democráticos y progresistas, fueron referentes de trabajo, organización, movilización, lucha, unidad, elaboración y acción revolucionaria, de clase.

Uno de ellos fue, en aquellos postreros años de la Revolución del 44, sede de la Dirección Nacional, situada en la 7ª. calle del ahora Centro Histórico. Allí­ se reuní­a el Secretariado, la Comisión Polí­tica del Comité Central (CP del CC), el Comité Central (CC) y sus Comisiones; tení­an lugar, además, sesiones de estudio y discusión a cargo de dirigentes del Partido con cuadros y activistas. Ahora es la casa 2-36 de la zona 1.

En el centro quedaba también la imprenta del partido. Allí­ se elaboraba, imprimí­a y distribuí­a Tribuna Popular, el órgano de prensa del CC. Se ubicaba a un costado del Palacio Nacional, sobre la 7ª.avenida. Su entrada era lo que ahora es el zaguán de la casa número 5-57.

La Librerí­a Futuro estaba situada sobre la 10ª. avenida, al final de la 6ª. calle, el entonces conocido como Callejón del Conejo. Fue la librerí­a del partido y lugar para la venta de literatura marxista y otras publicaciones. Hoy, es la casa 5-43 de la zona 1.

La sede de los intelectuales y artistas quedaba en la 9ª. calle. Su puerta de entraba estaba al lado de la fotocopiadora que está en la esquina de la 4ª. avenida, zona 1. Allí­ se reuní­a el Saker-Ti, y la dirección y redactores de la Revista de Guatemala. Se reuní­a, también, el Comité Preparatorio del Festival Nacional de la Juventud y los Estudiantes que se celebró en febrero de 1954 en La Alameda, Chimaltenango, y el Comité Internacional Preparatorio del Festival de la Juventud y los Estudiantes de Centro América y el Caribe por la Soberaní­a, la Paz y la Amistad, que ya no se realizó a causa de la intervención norteamericana. Ocasionalmente, fue lugar de reunión de la Confederación de Estudiantes de Post Primera (CEPP), formada por los dirigentes de las asociaciones estudiantiles de segunda enseñanza del paí­s.

En la esquina de la once avenida y novena calle de la ahora zona 1, quedaba la sede de la Confederación General de Trabajadores de Guatemala (CGTC), dirigida por el compañero Ví­ctor Manuel Gutiérrez. No conocí­ en donde estuvo la Confederación Nacional Campesina (CNC) que dirigió el también compañero Leonardo Castillo Flores.

El PGT fue ilegalizado inmediatamente después de la renuncia del presidente Arbenz, en junio de 1954. Desde entonces, luchó en la clandestinidad. El CC, en su Pleno de abril de 1997, acordó la disolución de la organización.

A 59 años de su fundación, se revalida y actualiza la lucha por Guatemala, la Revolución y el Socialismo, en las condiciones -por supuesto- de principios del siglo XXI, la situación en general en América Latina y el Caribe y la de nuestro paí­s, en particular.

Entre tanto, éste 29 de septiembre en Washington y Nueva York, Wall Street, se derrumbó y, para el imperio estadounidense, podrí­a marcar el comienzo del fin de su hegemoní­a económica y financiera mundial.

A su vez y por otras razones, ese mismo lunes en los alrededores del Palacio Nacional de la Cultura, más de 300 manifestantes llegados de cuatro departamentos del occidente guatemalteco, coreaban airadamente: «Unidos podemos desestabilizar el mundo», «Unidos podemos tumbar al Gobierno de Colom» (elPeriódico, 30 de septiembre de 2008).

¿Otra cortina de humo más? ¿Meros deseos, desahogos, ilusión? ¿La chispa que podrí­a incendiar la pradera? Ya habrá tiempo para comentarlo. Por ahora, queda a nivel de interrogante.