Es una clase de gimnasia pero el profesor es un fisioterapeuta, los alumnos son asmáticos y se imparte a 130 metros bajo tierra, en la mina de sal aún activa más antigua del mundo y ’joya’ de los tratamientos contra alergias y enfermedades respiratorias.
Las virtudes terapéuticas de la mina salina de Wieliczka, a 15 kilómetros de Cracovia, en el sur de Polonia, atraen cada año al lugar a cientos de personas con alergias y enfermedades respiratorias.
Por unos 500 euros –reembolsados si la estadía es prescrita por un médico– los enfermos, sobre todo alérgicos y asmáticos, pasan 14 días en el corazón de la mina, al abrigo de microbios y polvo.
Diariamente, durante seis horas y media, médicos y fisioterapeutas les imparten ejercicios físicos y les hacen realizar juegos para ayudarles a controlar mejor su respiración, aprovechando el entorno terapéutico de la mina.
«Este aire es totalmente saludable para los asmáticos porque no tienen contacto alguno con factores alérgicos», explica la neumóloga Marta Rzepecka.
Los elevados índices de humedad y cloruro de sodio en las galerías subterráneas del yacimiento favorecen también la regeneración de las mucosas, añade la experta al precisar que el tratamiento es eficaz en alrededor del 90% de los pacientes.
«Se observa en los pacientes una mejoría del conjunto de las funciones del sistema respiratorio», recalca la fisioterapeuta Dorota Wodnicka.
«Su sensación de asfixia disminuye y los niños toman menos antibióticos y tienen también menos síntomas», añade.
El tratamiento «a la sal» empezó en Wieliczka en 1826, cuando el doctor Feliks Boczkowski creó el primer centro «salino» donde mediante baños de sal curaba más de 30 enfermedades diferentes entre las que figuraban la infertilidad, la histeria y el agotamiento debido a prolongados esfuerzos amorosos.
Esos tratamientos con sal terminaron con la muerte del doctor, en 1855, para reanudarse un siglo después con la apertura de un sanatorio en la mina.
Clínicas para tratar enfermedades respiratorias existen también actualmente en varios países del centro y el este de Europa como Ucrania y Rumanía.
Además del sanatorio salino, en la mina de Wieliczka –cuya actividad no se ha interrumpido nunca desde su apertura en época medieval– hay también una impresionante catedral construida también en la sal que le ha valido la inscripción en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1978.
Con sus casi 300 kilómetros de galerías, sus lagos subterráneos y su museo, la mina de Wieliczka es uno de los lugares más turísticos de Polonia, con más de un millón de visitantes anuales.
Sin embargo, no es un lugar ’milagroso’.
«El asma es una enfermedad crónica que es imposible curar completamente», recuerda la neumóloga Rzepecka.
«Pero la medicación y la rehabilitación en una mina (de sal) puede hacer que la enfermedad entre en una fase de remisión, es decir, un período sin síntomas en el que los asmáticos se sienten mejor y tienen una mejor calidad de vida», finaliza.