El 18 de junio de este año, 2014, cumple 80 años una muy querida amiga. Tener 80 años significa que por lo menos ha tenido 5 veces quince años en su vida. La primera vez, para algunas niñas es un acontecimiento visto de manera ilusorio y hasta fantástico. Todos los cumpleaños señalan un hito en la vida de cada persona. Y casi nunca creemos que llegaremos a cumplir 80 años. Nos imaginamos una edad muy remota, diseñada para la vejez, y para los demás. Entonces cuando nos toca, es posible que también nos genere un tanto de estrés.
Me imagino que mi amiga ha de estar nerviosa por dicho acontecimiento. Ella es una mujer con muchas cualidades dignas de referir. Inteligente, creativa, solidaria, curiosa, divertida, alegre, con un apasionamiento total por la vida y con la vida. La suelo describir como una de mis amigas más jóvenes, porque si bien es cierto, ya cumple 80 años; ese compromiso vital, es el que le confiere el calificativo que le doy. Ya que en el mundo existen viejos jóvenes y también, jóvenes viejos. La vejez, tal vez, a algunas personas, les entra en sus primeros años de vida. Siendo posible que se llegue a la vejez sin madurar, sin obtener un proceso de crecimiento que implique serenidad y la sensación de autorrealización personal.
Observamos con más frecuencia a mujeres mayores que continúan manteniendo un rol activo dentro de la familia y sus relaciones sociales. Mujeres que solicitan y merecen respeto, que afrontan el devenir de los años con dignidad y no requieren un disfraz de sí mismas para sentirse adecuadas. Se sienten más felices y contentas consigo, tal vez, que cuando, ellas se visualizaban a sí mismas sin arrugas ni canas. El concepto que los demás tengan de ellas, no es una fuente primordial de quienes ellas ostentan sentirse y ser.
La famosa actriz, Audrey Hepburn, cuestiona el estereotipo de belleza femenina y declara que la belleza femenina no se encuentra específicamente en la juventud: “La belleza de una mujer no está en su cara, porque la verdadera belleza en una mujer se refleja en su alma. Es el cuidado que amorosamente brinda y la pasión que muestra. La belleza de una mujer crece con el paso de los años”.
Daphne Selfe, es una top model octogenaria, en declaraciones que realiza, afirma que su secreto es ser aventurera. Es una mujer que luce con orgullo las arrugas de su vejez. Y deja claro que la belleza es una actitud que sobrepasa las imposiciones preestablecidas.
Las mujeres en sus ochenta, a suponer, también tendrán que hacer nuevos cuestionamientos y modificaciones correspondientes al rol de vida que desean realizar. Adaptaciones a una realidad, tal vez, nueva y desconocida. Con distintos personajes en escena y avances tecnológicos que pretenden simplificarles la vida, pero mientras los aprenden, las complican más. Han de tener la energía de aprender y desaprender cada vez que sea necesario.
Considero que han tenido posibilidad de realizar procesos de reflexión acerca de lo que puedan contar como éxitos y fracasos, siendo más ecuánimes con ellas mismas, que cuando muy jóvenes. La percepción de sus sentidos puede sufrir deterioro y el cuerpo ya no responde como antes. Lo que suele traer malestar y a veces inconformidad. Siendo importante el grado de aceptación del paso del tiempo, el afrontamiento a esos nuevos retos y la disposición a nuevas maneras de adaptarse a vivir. Es la familia, los amigos y su sistema de creencias de vida, elementos de apoyo importante durante esta fase.
No me resta más que desearle a mi preciada y admirada amiga, un feliz cumpleaños y hacer hincapié en lo excepcional de su persona. De quien considero que, por sus atributos, le tocó vivir una vida adelantada a su tiempo. También felicito a sus hijas por serlo.