Los presidentes de Brasil, Bolivia, Libia y Nigeria inauguraron este jueves la primera cumbre entre los 65 países de Africa y Sudamérica con un llamamiento a una fuerte alianza Sur-Sur en favor del desarrollo, para tener voz propia en el mundo y frenar la presión de las naciones del norte.
Se trata de la primera cita de los países de Africa y Sudamérica, organizada por iniciativa de Brasil y Nigeria, y a la que acudieron seis presidentes sudamericanos de un total de 12 países: Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Surinam y Guyana.
Esta cumbre es «un nuevo capítulo de las relaciones sur-sur» y que «una nueva geografía política es posible si actuamos juntos», afirmó el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva en la apertura de la cumbre, que se celebra en la capital nigeriana y estuvo abierta a la prensa.
«Siempre tenemos los ojos volcados hacia el norte y no nos damos cuenta de que muchas soluciones se podrían encontrar con diálogo entre nuestros países» y «llevar la esperanza a las poblaciones más marginadas de los dos lados del Atlántico», afirmó Lula, asegurando que en su segundo mandato profundizará su relación con Africa.
«El vasto mar que nos separa es en realidad un simple río llamado Atlántico; hoy estamos construyendo un puente sobre él», describió.
El líder libio, Muamar Kadhafi, vestido con traje tradicional blanco, llamó a formar «una alianza poderosa, porque de lo contrario, habrá una laguna con consecuencias graves para el Sur», y denunció las «grandes presiones del Norte al Sur».
Por eso llamó a que ambos continentes trabajen «rápido», ya que el mundo sufre desafíos dramáticos.
«Africa y Sudamérica no deben ser dos retaguardias de EEUU»: «debemos exportar nuestros productos porque tenemos recursos», pero no a precios bajos.
En ese sentido, Lula advirtió del peligro del fracaso de la ronda comercial de Doha, actualmente en punto muerto.
Vestido con túnica tradicional azul, el presidente nigeriano, Olusegun Obasanjo, anfitrión del evento, comenzó los discursos esperando que la cumbre inicie «una cooperación duradera» entre ambos continentes «para mejorar las condiciones de nuestros países».
El mandatario nigeriano felicitó a Lula por su reelección, a Michelle Bachelet por ser la primera mujer electa presidenta de Chile, así como a otros mandatarios recién elegidos, y concluyó con un redoble de la banda musical militar.
«Somos dos continentes que tenemos algo parecido: hemos sido colonizados, despreciados, marginados, dominados», dijo el mandatario boliviano Evo Morales, añadiendo que el segundo mandato de Lula «fortalece la lucha de los campesinos e indígenas» en Bolivia, y también felicitó al presidente electo de Ecuador, Rafael Correa.
Tanto Lula como Kadhafi preconizaron la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, ya que «responde a un sistema internacional que ya no existe», según Lula.
Su par libio, Muamar Kadhafi, fue más lejos y estimó que «cada región debe tener al menos un escaño permanente en el Consejo de Seguridad»; «no es normal que tres o cuatro países nos impongan sus decisiones», denunció.
Defendió el «derecho a un escaño permanente en el Consejo de Seguridad también para Africa», para países como India en Asia y para la Unión Europea, con el fin de alcanzar un «equilibrio» mundial.
Evo Morales pidió además que los presidentes adopten una resolución para pedir la salida de las tropas estadounidenses de Irak para «frenar cualquier masacre y genocidio en ese país».
La cita presidencial comenzó con retraso debido a un incidente protagonizado por las fuerzas de seguridad y reporteros de canales de televisión, que se enfrentaron en la puerta principal de la sala de reuniones, impidiendo la entrada de ministros y miembros de las delegaciones, comprobó la AFP.
Finalmente, la reunión empezó mientras del exterior llegaban las voces de las fuerzas de seguridad y camarógrafos.
El fracaso de las actuales negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para la liberalización comercial internacional «condenaría a la indigencia» a los países en desarrollo, alertó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en la apertura de la primera cumbre ífrica-Sudamérica.
«Las negociaciones en la OMC están paralizadas y esto nos afecta a todos», lamentó. «El fracaso de la ronda de Doha condenaría a nuestros países a la indigencia», alertó Lula ante los presidentes africanos y sudamericanos.
Estos respaldarán durante la cumbre la reanudación de estas negociaciones, que pretenden reducir las barreras al comercio y que actualmente están en punto muerto.