La mayor reunión diplomática organizada por China comenzó el viernes cuando los jefes de Estado o de gobierno de más de 40 naciones africanas comenzaron a reunirse en Pekín para tres días de conversaciones destinadas a fortalecer los vínculos comerciales y políticos.
China invitó a los dirigentes de 48 de las 53 naciones africanas –aunque los otros cinco países que reconocen a Taiwán también fueron alentados a enviar representantes– en lo que las autoridades chinas calificaron de acontecimiento histórico.
Se espera que el comercio entre China y Africa supere los 50.000 millones de dólares este año, casi diez veces más que en 1995, y uno de los principales temas del Foro China-Africa es lograr que esa cifra continúe creciendo.
Más de 2.500 acuerdos comerciales serán discutidos durante la cumbre oficial de dos días que comienza el sábado, declaró el viceministro de Comercio chino, Wei Jianguo, sin dar precisiones.
La necesidad que tiene China de obtener más recursos naturales procedentes de Africa –incluyendo petróleo, mineral de hierro, madera, algodón y minerales– atrajo el interés del mundo occidental, que observa este fortalecimiento de las relaciones con cierto nerviosismo.
Pero los comentarios de los participantes sobre una declaración que será difundida el domingo, después de la cumbre, subrayaron que China y Africa están decididos a construir sus relaciones en varios sectores aparte del comercio.
«La Declaración de Pekín estará destinada a establecer un nuevo tipo de asociación estratégica entre China y Africa basada en la igualdad, la confianza mutua, la cooperación económica equitativa y los intercambios culturales», según las afirmaciones de un delegado de Etiopía, que copreside la cumbre, publicadas por la prensa oficial local.
China también indicó que anunciará nuevos compromisos para entregar ayuda y reducir la deuda de Africa durante esta cumbre.
Las autoridades chinas señalaron que este acontecimiento es la reunión más grande e importante desde la fundación del régimen comunista en 1949, y ha tomado numerosas medidas para engalanar a Pekín e impresionar a sus invitados.
En las principales calles del centro de Pekín se observan carteles proclamando «amistad, coooperación, desarrollo y paz» entre China y Africa.
Las actividades oficiales comenzaron el viernes con una conferencia ministerial que sentó las bases para el acontecimiento del fin de semana. Los ministros de Relaciones Exteriores, Li Zhaoxing, y de Comercio, Bo Xilai, presidirán un almuerzo para agasajar a sus huéspedes.
La presencia de dos mandatarios acusados de graves violaciones de los derechos humanos –el presidente de Sudán, Omar al Beshir, y el de Zimbabue, Robert Mugabe– es quizás el elemento más polémico de esta cumbre.
China, que justifica su estrecha relación con Beshir y Mugabe señalando su prolongada política de «no interferencia» en los asuntos internos de otras naciones, no se disculpó por haberlos invitado.