Diferentes grupos sociales entienden por cultura la capacidad humana para crear arte y ciencia, para otros es acumulación de conocimientos y señalan a una persona como culta cuando posee amplia información sobre determinados temas. No faltan quienes rechazan la cultura por considerarla un rasgo de clase social ajena a la suya y algunos la ven como movilidad social; sin embargo, puede afirmarse que la cultura guatemalteca integra la concepción de sociedad y mundo. También se refiere a las relaciones sociales y económicas de hombres y mujeres, así como a su producción material, espiritual y artística. En términos generales, la cultura en Guatemala se constituye con los valores morales, estéticos e intelectuales que le dan coherencia a su sociedad.
Los guatemaltecos y guatemaltecas, como seres humanos eminentemente sociales, establecen relaciones por medio de la cultura, poseen un acervo acumulativo de símbolos verbales y significados, así como valores estéticos e intelectuales y, a través de éstos, se expresa su cultura, es decir, la suma integrada de conductas que aprenden y comparten.
Utilizando su raciocinio, ciudadanos y ciudadanas en Guatemala difunden su cultura transmitiendo experiencias y conocimientos de una generación a otra. En la cultura de hombres y mujeres se establecen diferentes formas de sensibilidad social, creación de arte, presencia de diversos valores, libre desarrollo de la ciencia y tecnología, el conocimiento emanado de la filosofía, respeto a las religiones y permanente flujo de tendencias y conceptos. Esa moderna cultura nacional es la síntesis de varias culturas en el espacio y escala social, ligadas unas a otras.
La presencia de elementos culturales en la familia, trabajo y organización social, señala la necesidad de respetar las tradiciones establecidas y empeños innovadores provenientes de una sociedad que en la actualidad, reclama democracia política y participación ciudadana, ubicando a la cultura como práctica de orden social para profundizar la libertad. Considerando esta afirmación, el antropólogo guatemalteco Joaquín Noval definió la cultura como «(…) el modo de vida de los miembros de cualquier sociedad humana particular, que se manifiesta en sus hábitos de acción y de pensamiento aprendidos. Tales hábitos son compartidos por muchos individuos en el seno de la sociedad. Los productos de la actividad mental y física de los miembros de la sociedad, si forman parte de la vida diaria, también forman parte de la cultura».
La cultura es, entonces, la manera total como vive la sociedad guatemalteca. Con base a este criterio, el desarrollo de la cultura popular anula criterios referentes a ubicarla como alternativa, folklórica y, mucho menos, catalogarla como popular ingenua. Se localizan en guatemaltecos y guatemaltecas acciones colectivas y de carácter individual, sustentadas en la realidad política y socioeconómica de su país. Asimismo, difunden modelos de identificación por medio de una comunicación activa generando diversas opiniones y símbolos.
Los hombres y mujeres inmersos en la cultura popular crean y desarrollan sus respuestas. Este aspecto significa elaborar expresiones de arte según sus costumbres, mantener sus rituales y tener expresiones narrativas y musicales. En términos generales, estos factores tienen su origen en tradiciones o acontecimientos recientes que se sustentan en hechos reales o no y, en términos generales, pueden ser transmitidos por medio oral. Por esta razón la UNESCO señala: «La cultura tradicional y popular es el conjunto de creaciones que emanan de una comunidad cultural fundadas en la tradición, expresadas por un grupo o por individuos y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad en cuanto expresión de su identidad cultural y social; las normas y los valores se transmiten oralmente, por imitación o de otras maneras. Sus formas comprenden, entre otras, la lengua, la literatura, la música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, las costumbres, las artesanías, la arquitectura y otras artes». La cultura popular incorpora el conocimiento de diferentes formas de la vida social.
En el caso de Guatemala, no es posible desvincular la cultura popular de la acción política. La desigualdad social imperante en el país lo determina. La emigración campo-ciudad provocada por el conflicto armado interno y sus implicaciones de violencia junto a la persistente crisis económica, permitió la ampliación de capas populares en la capital guatemalteca. Esta situación originó cambios socioeconómicos, pero continuaron sus formas de identidad comunitaria por la exposición cotidiana de sus tradiciones. «No podemos desconocer -señala Bourdieu- que en las culturas populares existen manifestaciones simbólicas y estéticas propias cuyo sentido desborda el pragmatismo cotidiano»
Considerando la pluriculturalidad de la nación guatemalteca, es conveniente trazar una política de desarrollo cultural con una agenda que otorgue participación a los diferentes grupos de la sociedad civil en la definición y financiamiento de proyectos culturales, así como fortalecer a las instituciones del Estado que tienen la responsabilidad de impulsar la cultura; de igual manera, en el proceso educativo nacional se hace necesario promover la investigación cultural, impulsar la industria editorial, difusión de libros y lectura, por su importancia como ejes de cambio social.