Al salir de la cuesta, La Conora, yendo de la ciudad capital rumbo a El salvador, inmediatamente nos adentramos en la aldea El Carpintero, jurisdicción del municipio de San José Acatempa, Jutiapa. Desde hace mucho tiempo, este municipio ha sido famoso por ser un enclave de gente ladina y cordial, de raza blanca, descendiente directa de colonizadores europeos. Lamentablemente el lugar, por ser de paso obligado, desde hace mucho tiempo también ha tenido la fama de ser un lugar en el que los asaltantes han encontrado el terreno y el refugio ideal para cometer sus fechorías. Las crónicas de épocas remotas así nos lo hacen saber.
Hace pocos días, un amigo mío volvía de pasar el fin de semana con su familia en Jutiapa, y al llegar a dicho lugar, el vehículo en el que se transportaba fue atacado a balazos, hiriéndole a él y a su novia. El motivo, indiscutiblemente fue, o la violencia por la violencia misma (demencial) o el robo; pero al chocar el auto, los asaltantes desistieron de su objetivo. Por poco y le perdemos.
El hecho no es aislado, desde hace ya varios años se ha sabido que en dicho lugar algunas personas (bandidos o enfermos) disparan a los automóviles indiscriminadamente, probablemente borrachos, dementes o drogados. Transitar por dicho tramo carretero se ha convertido en una ruleta rusa. Hemos sabido que hasta al mismo gobernador departamental de Jutiapa le dispararon no hace mucho.
Yo apelo a los vecinos de dicho lugar para que, en la medida de lo posible y en salvaguarda del buen nombre y del honor de los habitantes de la región, denuncien a quien esté involucrado en dichas actividades delictivas. No es posible que sigamos viviendo como bárbaros, víctimas de los arrebatos de locura que las condiciones malsanas de vida han generado en todo el país. No es posible que la violencia impere como nuestro natural modo de vida. El bien más preciado en este mundo es la vida humana, así como la libertad y la cultura.
Me niego a pensar y a creer que haya gente en ese lugar que se distraiga o se recree disparando a los automóviles como si fuesen blancos de un juego de feria. Es una real locura, una total irresponsabilidad, una monstruosidad que me niego a creer que sea real o posible. No se puede tolerar ese tipo de conductas enfermas que ponen en riesgo a gente inocente e indefensa: niños, ancianos, mujeres, jóvenes, padres de familia.
Hago un llamado a las autoridades encargadas de velar por nuestra seguridad para que investiguen y hagan lo debido para no poner en más riesgo a quienes transitamos regularmente por dicho tramo carretero.
Jutiapa es un departamento hermoso, de gente franca y trabajadora que no puede ni debe tolerar en su seno a gente mala, esa gente que cree en la violencia como signo de identidad y que la fomenta a todas horas y en todo lugar. El machismo es demencia, es signo de pobreza espiritual y de profundos complejos de personalidad. El verdadero hombre es el que respeta al hombre, no por temor o afirmación de poder, si no por convicción del valor que la vida humana tiene en sí y porque todo lo que el hombre hace, tarde o temprano le es retribuido.
¡Jutiapanecos, ciudadanos de San José Acatempa, rompamos el círculo, las generaciones, nuestras generaciones venideras, nos lo reconocerán como el bien heredado, el más preciado de todos: El respeto a la vida!