Con gotero se ha venido presentando el llamado «Transurbano del Futuro» pese a que se supone vendrá a sustituir al peor de los servicios comunitarios del mundo, con más de 3 mil chatarras del pasado, muchas de ellas todavía pendientes de pago. Un día se comentó la negociación con fabricantes autobuseros del Brasil. Muy poco se dijo del financiamiento por US $420 millones ofrecido por el presidente Lula y no hace mucho, se presentó la primera unidad, con una muestra de lo que serán 127 «paradas seguras» adquiridas a un precio mayor de los Q28 millones por lo demás, solo propaganda, incluyendo la de las tarjetas prepago, más antiguas y famosas que el mismísimo Documento de Identificación Personal (DPI) que no hay modo de obtenerlo fácilmente.
Disculpen los lectores si soy breve para describir la gran cantidad de millones de quetzales invertidos y compromisos que se han suscrito a espaldas de la población, pero pasa el tiempo y seguimos sin ser informados debida, detallada y puntualmente, por lo que anticipo la necesidad de ir comprando sillas para esperar sentados la tantas veces ofrecida «transparencia» de las negociaciones realizadas por el presidente Colom y el alcalde Arzú, ahora su incondicional aliado. Pido también disculpas que por falta de información no pueda comentar ampliamente la reorganización de rutas; el papel clave que jugarán los empresarios del transporte urbano y tantas cosas más que nos ocultan a saber por qué razones. Sin poder dejar de lado los aspectos más peliagudos pregunto: ¿Con tan futurista y costoso sistema, la ciudadanía podrá tener la absoluta certeza que podrá viajar seguro, por un módico precio, en un moderno vehículo donde será atendido cortés, puntual y eficazmente?; ¿será que por haber cambiado el sistema de pago, los asaltantes ya no van a entrar a los buses a desvalijar a los pasajeros?; ¿habrá certeza que los choferes detendrán sus vehículos únicamente en las costosas paradas construidas para subir y bajar pasaje?; ¿las rutas van a quedar bien definidas y organizadas en los horarios indispensables, al mismo precio, para que los usuarios no tengan que correr detrás de las unidades o gastar más de lo necesario? Hago tantas preguntas porque creo que el pueblo no va a estar dispuesto a soportar más engaños. También porque no encuentro valederas razones para mantener en secreto las negociaciones, compromisos, subsidios, contratos y fideicomisos que hayan de por medio. Deben aclararse las dudas que la población mantiene sobre el nuevo sistema. Dudamos de tanto show y propaganda porque pueden ocultar mentiras. La gente tiene derecho a sentirse segura de que no van a seguir mandando los delincuentes, sino solo las autoridades constituidas. Los usuarios, todos seres humanos, necesitan comprobar que el nuevo servicio va a serles útil y eficaz, sustituyendo de una vez por todas el que ahora funciona, más propicio para animales.