Cuestionan pertinencia de ejecutar a Saddam Hussein



Dos influyentes diarios estadounidenses, The New York Times y The Washington Post, se interrogaron hoy sobre la pertinencia de ejecutar al ex dictador iraquí­ Saddam Hussein.

En un editorial titulado «La carrera para colgar a Saddam Hussein», The New York Times se muestra muy crí­tico, al estimar que mandar a la horca al ex gobernante de Bagdad no arreglará los problemas en Irak.

Ciertamente, dice el diario, Saddam es «culpable de crí­menes contra la humanidad», pero además de que no gozó de un juicio justo, «casi cuatro años tras el inicio de la guerra y de miles de muertos estadounidenses e iraquí­es, es más difí­cil que nunca decir si algo cambió para bien en Irak».

El periódico destacó la reciente operación del ejército británico en un cuartel policial en Basora (sur de Irak), donde, como bajo Saddam Hussein, los detenidos eran torturados y ejecutados a sangre frí­a.

«Derrocar a Saddam Hussein no creó automáticamente un Irak nuevo y mejor. Su ejecución tampoco lo hará», agregó The New York Times.

Por su parte, The Washington Post se mostró más circunspecto, y calificó el proceso al ex presidente de «imperfecto».

«Para aquellos como nosotros que se oponen a la pena de muerte, la decisión de ejecutar a Saddam Hussein es lamentable», indicó el diario.

«Pero es difí­cil de imaginar que la pena de muerte que existe en otras partes para todo tipo de crí­menes, no serí­a aplicada a Saddam Hussein, un hombre que, con la posible excepción de Kim Jong-Il, tiene la mayor cantidad de sangre en las manos».

El hecho es que, se lamentó el Post, la ejecución de Saddam Hussein, que se podrí­a producir en las próximas horas, no permitirá que se conozcan detalles de crí­menes en masa, como el de Anfal a finales de los años 80, cuando más de 180.000 kurdos fueron asesinados.

El proceso contra el ex dictador no es «un modelo de justicia civilizada», estimó el diario, que recordó que varios abogados de Saddam fueron asesinados, que los jueces debieron ser reemplazados y que las «interferencias polí­ticas» fueron «evidentes». Aunque era «irreal» esperar un «procedimiento perfecto», admitió el Post.