Cuestionan clasificación de especies


La tradicional clasificación de las especies realizada hace 250 años por el naturalista sueco Carlos Linneo (1707-1778) fue puesta en tela de juicio por los taxónomos, recientemente reunidos en el Museo de Historia Natural de Parí­s.


Linneo, que nació un siglo antes de que Charles Darwin expusiera su teorí­a de la evolución, creí­a que las especies vivientes habí­an sido creadas por Dios en el Génesis y que desde entonces no habí­an sufrido ninguna variación.

Su clasificación, sumamente elaborada, no parece amenazada por ninguna otra a corto plazo, aunque los biólogos buscan nuevos enfoques para catalogar la flora y la fauna, teniendo en cuenta no solamente su forma, sino también su evolución.

Una decena de teorí­as fueron elaboradas en la última década y al menos una de ellas, denominada PhyloCode -que busca lo que las especies tení­an en común antes de evolucionar- retiene seriamente la atención de los especialistas.

En otras disciplinas cientí­ficas, es frecuente ver desplazar una teorí­a por otra. Pero en taxonomí­a, el problema es más complejo, pues ¿cómo cambiar, sin provocar un caos, los nombres dados desde hace siglos a plantas y animales?

Los taxónomos polemizan sobre otras formas posibles de clasificación. «Hay quienes quieren distribuir todo en dos grandes grupos y quienes quieren tomar en cuenta la más mí­nima diferencia», apunta el zoólogo Richard Pyle, especiales en peces del Museum Bishop de Hawai (EEUU) y miembro de la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica (ICZN).

Más más allá de esas querellas, los taxónomos tienen una impresión similar de urgencia en la necesidad de ajustar las clasificaciones de la biosfera en un planeta donde el 30% de las especies corre riesgo de extinción antes de fines de siglo, a causa de las actividades humanas.

«Si uno quiere preservar las especies en ví­as de extinción, o combatir alguna peligrosa para la salud (…), tiene que saber exactamente de qué se trata», señala Andrew Polaszek, cientí­fico del Museo de Historia Natural de Londres.

«La denominación es la clave de todo el conocimiento acumulado sobre tal o cual organismo», añade.

Aunque suele creerse que el catálogo de organismos vivos de nuestro planeta es bastante exhaustivo, en realidad «250 años después de Linneo, hemos clasificado solamente el 10%», recuerda Edward Wilson.

Se conoce un 90% de las especies de aves y más del 80% de plantas. Pero los conocimientos cientí­ficos sobre las bacterias son «increí­blemente incompletos», subraya el biólogo estadounidense Edward Wilson.

Se considera por ejemplo que existen 1,5 millones de hongos, pero que hay apenas unas 60 mil en el repertorio cientí­fico. Habrí­a igualmente de cuatro a cinco millones de tipos de nematodos, pero apenas 80 mil catalogados.

Para contribuir a las discusiones sobre el sistema de clasificación, los taxónomos crearon Zoobank, un banco de datos en internet (www.zoobank.org), que ya tiene registrados los nombres de 1,8 millones de organismos.

«Ahí­ cualquiera puede ver lo que ocurre en todas partes» en el dominio de la taxonomí­a, dice Richard Pyle, para quien esa disciplina está viviendo «el cambio más profundo desde Linneo».