Cuesta arriba ruta a la gobernabilidad


La primera reunión que Colom sostuvo como presidente electo, fue con los secretarios generales de los partidos polí­ticos, a quienes expresó su intención de privilegiar esta instancia para trabajar en la búsqueda de las soluciones a los grandes problemas nacionales, lo cual fue visto con agrado, pero al mismo tiempo con reserva, porque habrá que ver hasta dónde se lo permitirán las élites, que con Berger tení­an derecho a picaporte.


El primer requisito para alcanzar un nivel de gobernabilidad satisfactorio en Guatemala es que la polí­tica recupere el poder que ha perdido, sostiene el sociólogo Gustavo Porras, quien estima que el paí­s requiere de un conjunto de medidas que jamás lograrán consenso, como son los temas fiscal y la reforma del Estado.

Son medidas que tienen que ser producto de la autoridad, lo cual no excluye buscar el mayor acuerdo posible. Asimismo, son medidas que exigen del sistema polí­tico un grado de fortaleza y autonomí­a con el que actualmente no cuenta y antes bien, está sometido a la presión de poderes de hecho, agrega.

Para lograr esa fortaleza y autonomí­a es indispensable, aunque no suficiente, resolver el tema del financiamiento de la actividad polí­tica, que ha dependido enteramente de fuentes privadas. Por ello, según Porras el incremento de la llamada deuda polí­tica es una medida positiva y se deberí­a ir más lejos en la misma dirección, siempre en el marco de un sistema mixto: financiamiento público y privado.

El clima de gobernabilidad de esa cuenta es toral para allanar el terreno al gran diálogo nacional, que el presidente Colom tiene previsto convocar este dí­a para seguidamente dar paso a la discusión del tema fiscal, que como señala Porras nunca se alcanzará consenso, puesto que en polí­tica lo que priva son mayorí­as y minorí­as.

El investigador social sostiene que el tema fiscal no se puede resolver de fondo sin una reforma del Estado, que al menos permita la profesionalización de los trabajadores, la reducción del grado de discrecionalidad en su nombramiento, el predominio del reclutamiento por mérito y otros aspectos contemplados en una ley de Servicio Civil.

El razonamiento del analista se adereza con la preocupación expresada por el presidente del Congreso, Eduardo Meyer, respecto a las masivas contrataciones de personal permanente que en cuatro años habrí­a aumentado de 890 a 1670, comprometiendo las finanzas de este organismo del Estado. Este es también el talón de Aquiles del Ejecutivo, donde priva sin fiscalización la alta discrecionalidad de los funcionarios.

Nuevos impuestos en el tapete

El gobierno de Colom en los primeros diez dí­as de gestión ha mostrado algunas de sus cartas en este escabroso tema, no obstante que en campaña aseguró que no aumentarí­a, ni promoverí­a nuevos impuestos. El vicepresidente Espada después de una visita efectuada al nosocomio más grande de la capital anunció que aumentarí­an el gravamen del tabaco y licor para dotar de más recursos a la red hospitalaria nacional.

Colom, salió al paso y aclaró que ese es un tema que más adelante se discutirá, como seguramente también se referirá, cuando lo consulten, acerca del impuesto a las llamadas telefónicas a celulares (tres centavos por minuto), cuya iniciativa de ley se asegura que se fragua en la Vicepresidencia de la República y que presentará el diputado Manuel Baldizón para cubrir los hoyos financieros, heredados por el gobierno de Berger.

Primer revés para la bancada oficial

La deuda flotante del Ministerio de Comunicaciones, más de Q2 mil millones es exorbitante y se espera aun más sorpresas, en la medida que los funcionarios de Colom vayan abriendo, literalmente, más gavetas. La situación parece no ser halagí¼eña, porque en la primera sesión legislativa ordinaria de trabajo, la bancada oficial sufrió su primer revés, cuando Gana y los patriotas rompieron el quórum, lo que impidió la aprobación de dos préstamos que urgen al Ejecutivo para financiar el presupuesto de hecho altamente deficitario.

La necesidad de recursos es urgente para este gobierno, puesto que en la primera semana de gestión, Colom y sus ministros han corroborado que las reuniones de transición con el gobierno de Berger, aplaudidas por la gran prensa comercial por sui géneris y connotada madurez polí­tica, fueron un show publicitario, habida cuenta que sus antecesores falsearon información.