Fetos en formol, esqueletos, pulmones negros de nicotina, corazones y diversos órganos con tumores y nueve cuerpos disecados son algunas de las particularidades de una exposición que han visto más de 10 mil personas en su primera semana de apertura al público en un hospital de Panamá.
Los visitantes de la exposición «Bodies Revealed», que no deja indiferente a nadie, aprenden sobre el cuerpo humano y sus enfermedades y experimentan sensaciones encontradas.
En total, más 200 piezas y órganos reales pertenecientes al cuerpo humano distribuidos en diferentes salas muestran a los visitantes el funcionamiento de los distintos aparatos y sistemas del organismo y la forma como quedan estos órganos después de sufrir una enfermedad.
«Siempre te hablan de enfermedades y te las tienes que imaginar. Ahora he aprendido a verlas», dijo Lourdes Duarte, de 16 años, mientras contempla un tumor en el aparato digestivo.
Al estudiante de secundaria Carlos Córdoba le han «asustado un poco» los nueve cadáveres de asiáticos disecados y diseccionados que en diferentes posiciones muestran el interior del cuerpo humano.
«Los muertos me han asustado un poco. He sentido en mi cara una mirada fría y fija y he tenido miedo porque sé que es alguien que estuvo vivo. ¿Y si se mueven?», dijo al contemplar esta exposición, que ya ha sido presentada en otros países.
A Kevin Rueda, de 16 años, le han impresionado «los músculos, los huesos, sus caras, todo eso es real y cuando piensas que están muertos se te pone la carne de gallina».
Aunque Victorina González no tiene miedo de los cadáveres y los restos humanos expuestos en el hospital Santo Tomás a orillas de la Bahía de Panamá hasta el 12 de enero, por si acaso, «no quedaría durmiendo sola aquí. Está muy oscuro», dice.
Para Lyanne Cabrera, de 17 años, lo interesante es «ver cómo funcionan nuestras propias partes del cuerpo, cómo se dañan los órganos y cómo terminan cuando son atacados por una enfermedad».
«Es increíble el arte que hay en el cuerpo humano. Es una perfección caminante», dice por su parte íngel Sánchez, un fumador mexicano al que le ha impresionado ver cómo quedan los pulmones después de consumir cigarrillos durante años.
Sobre la polémica acerca de si es adecuado o no presentar cadáveres en un acto público, Sánchez no ve problema ya que «si el alma estuviera encerrada en el cuerpo sí habría un punto de conflicto, pero el alma se va arriba y el cuerpo se queda en la tierra», dice.
«No creo que plantee un problema existencial aunque puede ser que a ciertos ambientes muy fundamentalistas le cree algún tipo de contradicción. En Panamá hay religión pero no se toma a pecho como en otras partes», explicó a la AFP el sociólogo Raúl Leis.
Por lo que pudiera pasar, Eira Estrada, una estudiante de medicina de 19 años lo tiene claro: «Lo mejor que se puede hacer es vivir y gozar la vida. No pienso tanto en la muerte porque al final llegará cuando tenga que llegar».