Cuentos breves



Crónica de vidas alegres

Catalina a los nueve años fue forzada a violar sus sueños; después gastó varios abriles iniciando escarceos sexuales en jovencitos impúberes dueños de heredades y ya con veintiún año soportaba, mordiendo el techo, el deshacer del amor en su cuerpo marchito. Hoy, en un intento por tatuar sus dí­as de miserias en su antebrazo desangró sus esperanzas.

A.M.

En el telenoticiero la alocución del señor Presidente fue enfática, ratificó, – Los tarjetones son los fusiles de la democracia -.

Apagó el televisor y decidido salió al puesto de votación, ya en el cubí­culo tachó con saña a los que su penuria habí­a elegido. Al dí­a siguiente la ciudad se vistió de luto.

Secreto

Desde hace más de quince años el gobierno prohibió el uso de tinta indeleble como prueba fehaciente de haber sufragado.

?Era como mancharte el í­ndice tras haberlo introducido en un cuerpo corrupto-.

Hoy a pesar del tiempo transcurrido aún se siente al votar un asco de manos por lavar.

Somalia

Ser flaco es sinónimo de éxito. La exigente sociedad ha impuesto un standard de delgadez y quienes lo exceden se sienten desvalorizados y fracasados. No hay reunión social en la que no se toque el tema del peso, de los kilitos de mas, de la dieta de moda, pero nunca de la situación que vive ífrica ni siquiera imaginar en adoptar un famélico niño que lucirí­a bien en esta anoréxica sociedad.

Siete a cero

El encuentro se desarrollaba normalmente. A medida que transcurrí­a el tiempo reglamentario, los ánimos se iban caldeando. Después de un centro de C., y en un descuido de su marcador Roberto se descolgó con la pelota pegada a sus pies por toda la lí­nea izquierda. -Dispara!, dispara!-. Dicen que fue lo último que dijo el técnico desde la banca cuando una ráfaga vomitada desde un rincón de la cancha celebró con estrépito el gol que le habí­a metido a la vida.

*Escritor colombiano

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