Por su trascendencia económica, el mayor cambio emprendido por el gobierno de Raúl Castro es la reforma agraria. Se trata de una medida que está transformando la tenencia de la tierra en beneficio de las formas más productivas. Oficialmente se afirma que a nivel nacional se encontraron alrededor de 1.700.000 hectáreas de tierras ociosas, dos tercios de las cuales ya fueron solicitadas por 120.000 familias interesadas. Hasta el momento se han entregado y están produciendo 80.000 nuevas fincas. Las granjas estatales, tipo koljoz soviético, están desapareciendo bajo el peso de su propia ineficiencia. Después de 50 años de infructuosos intentos, las autoridades parecen reconocer lo evidente, que el pequeño campesino es el más productivo.