Cuba recupera la figura de Cabrera Infante


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Tras décadas de ausencia de la comunidad intelectual cubana en la isla, el fallecido narrador Guillermo Cabrera Infante, un exiliado y fuerte opositor a la Revolución cubana, volvió gracias a un ensayo sobre su obra publicado por una organización de escritores con ví­nculos oficiales.

Por ANDREA RODRIGUEZ
LA HABANA / Agencia AP

«No es un alegato ni a favor ni en contra» de Cabrera Infante, dijo Elizabeth Mirabal, quien junto a Carlos Velazco presentó ayer «Sobre los Pasos del Cronista», que indaga en la vida del escritor hasta 1965, cuando se marchó de Cuba.

Cabrera Infante formó parte del llamado boom de la literatura latinoamericana de mediados del siglo XX y dos de sus novelas son consideradas clásicas: «Tres tristes tigres» (1965) y «La Habana para un infante difunto» (1979). El escritor también publicó varios volúmenes de cuentos, crónicas y crí­tica cinematográficas, entre otros.

El libro de Mirabal y Velazco recibió el premio de ensayo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), que agrupa a lo más selecto de los creadores isleños y tiene ví­nculos con el gobierno, el cual fue blanco de las crí­ticas más duras de Cabrera Infante en su vida.

«Sobre los pasos…» hace un recorrido por la juventud del escritor, sus inicios en la literatura y su trabajo a favor de la Revolución, con la que luego romperí­a.

La contratapa del ensayo (cuya primera edición constó de 1.500 ejemplares) señala la importancia de «rescatar un nombre, el de uno de los más grandes escritores de la literatura nacional».

«Recuperar memoria es un acto de justicia para con la persona y su acción, un ejercicio de salud que mejora nuestra compresión del pasado», agrega el texto.

Durante la presentación estuvieron presentes algunos de los amigos y colegas de Cabrera Infante en su etapa habanera, al igual que el escritor Antón Arrufat, que durante años fue marginado pero que no abandonó la isla; y su primera esposa, Martha Calvo.

Los veinteañeros Mirabal y Velazco son egresados recientes de la carrera de periodismo de la Universidad de La Habana e hicieron su tesis sobre Cabrera Infante.

Nacido en 1929, Cabrera Infante falleció en el exilio en 2005.

Cuando se supo de su deceso no hubo comentarios por parte de las autoridades de la isla o sus dirigentes del sector cultural. El sitio de internet de Casa de las Américas, ligado al gobierno, dio a conocer la noticia lamentando «la obsesión fanática en que se convirtió su posición polí­tica contra la Revolución cubana», que incluso llevó «a prohibir la publicación de su obra» en la isla.

BIOGRAFíA

Cabrera Infante nació el 22 de abril de 1929 en Gibara, entonces en la provincia de Oriente, y hoy en la de Holguí­n, Cuba. Tras la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, Cabrera Infante, que habí­a apoyado la Revolución cubana, fue nombrado director del Consejo Nacional de Cultura, ejecutivo del Instituto del Cine y subdirector del diario Revolución (actual Granma), encargándose de su suplemento literario, “Lunes de Revolución”, en el que pretendí­a llevar a cabo los sueños de libertad y desarrollo cultural de la revolución.

Sin embargo, sus relaciones con el régimen pronto se deterioraron, debido a un cortometraje, “P.M.” de su hermano, Sabá, y Orlando Jiménez Leal, que fue prohibido en 1961 por Fidel Castro. Estalló la polémica en las páginas de Lunes de Revolución hasta que fue suprimida ese mismo año.

En 1962, Cabrera Infante fue enviado a Bruselas como agregado cultural de la embajada cubana. Durante su estancia en Bélgica, escribirí­a “Un oficio del siglo XX” (1963). Allí­ vivirí­a con sus dos hijas y su esposa hasta 1965, cuando debido a la repentina muerte de su madre, vuelve a la isla. En Cuba fue retenido por el Servicio de Contra-Inteligencia durante cuatro meses, saliendo finalmente al exilio. Cabrera Infante y su familia fueron a Madrid y luego a Barcelona. Sin embargo, las dificultades económicas y la negativa del régimen franquista a regularizar su situación le movieron a mudarse a Londres, donde se instaló definitivamente.

En 1968 publicó en Londres su primera novela de repercusión, “Tres tristes tigres” —TTT, como él la llamaba—, que originariamente se denominó “Ella cantaba boleros”. Se trataba de una versión, notablemente retocada, de su anterior trabajo “Vista del amanecer en el trópico” (premio Biblioteca Breve 1964 de Seix Barral). Se caracteriza por el uso ingenioso del lenguaje introduciendo coloquialismos cubanos y constantes guiños y referencias a otras obras literarias. En ella relata la vida nocturna de tres jóvenes en La Habana de 1958. En Cuba, la obra fue tildada de contrarrevolucionaria y Cabrera expulsado de la Unión de Escritores y Artistas y calificado de traidor.

Crí­tico implacable del régimen castrista, nunca regresó a Cuba y se negó a que sus obras “Tres tristes tigres” y “La Habana para un Infante difunto” fueran publicadas dentro de la lí­nea de edición de emigrados del Ministerio de Cultura de Cuba.

De salud delicada en sus últimos años, fue ingresado en el Chelsea and Westminster Hospital de Londres debido a una fractura de cadera. Allí­ contrajo una septicemia de la que falleció el 21 de febrero de 2005. La noticia de su muerte no fue recogida en Cuba.