Cuba en la agenda de OEA


Ernesto Lazo, representante del gobierno cubano, en su llegada a San Salvador.

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<p>Representantes de los 34 paí­ses de la Organización de Estados Americanos (OEA) se reúnen entre martes y miércoles en la ciudad hondureña de San Pedro Sula para su asamblea anual, que estará dominada por el debate sobre si Cuba debe o no volver al organismo.</p>
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Esta es la primera vez en décadas que la OEA tratará seriamente el posible retorno de Cuba. Pero las posiciones encontradas auguran pocos resultados concretos.

La mayor parte de los paí­ses latinoamericanos desean que se revoque de inmediato y sin condiciones la resolución que en 1962 excluyó a Cuba, pero Estados Unidos se opone hasta tanto ésta no dé muestras de apertura democrática y respete libertades y derechos.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, se mostró este domingo «optimista» por que se alcance un acuerdo sobre Cuba durante la asamblea, aunque reconoció «desacuerdos».

Insulza admitió que es posible una decisión en la OEA con la votación a favor de dos tercios de los miembros. Pero «se va a buscar un consenso final», dijo el secretario general, quien ha calificado de «anacrónica» la resolución de 1962 que apartó a Cuba de la OEA.

Esa resolución es la que varios paí­ses han señalado que buscarán revocar en la asamblea.

Pero Estados Unidos se niega al retorno de Cuba antes de que ese paí­s cumpla con la Carta Democrática de la OEA.

El miércoles en Washington, Estados Unidos propuso la creación de un grupo de trabajo, que se reunió jueves y viernes para tratar de buscar un consenso, sin éxito.

Ajena a estas discusiones, Cuba ha afirmado que no desea volver a la organización. La isla nunca retornará al «pestilente cadáver» y «vetusto caserón de Washington» de la OEA, aseguró el diario oficial Granma el viernes.

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, que viaja a San Pedro Sula, afirmó recientemente que Cuba necesita abrirse democráticamente antes de volver al sistema interamericano.

Y como esa posibilidad «no es para nada probable, Estados Unidos se opondrá» al retorno de Cuba «y por eso no habrá consenso», dijo Stephen Wilkinson, subdirector del Instituto de Estudios sobre Cuba de la Universidad Metropolitana de Londres, a la AFP.

Pero permitir que se estudie el regreso de Cuba a la OEA puede ser un gesto de Estados Unidos para no mostrar demasiada intransigencia en momentos en el que el gobierno de Barack Obama intenta recomponer sus relaciones con la región.

Los debates en la OEA se auguran intensos. El presidente venezolano Hugo Chávez, principal aliado del gobierno cubano, previó «una batalla interesante» y dejó en claro que Cuba será «el tema» del cónclave, según dijo el viernes.

Dí­as antes, Chávez dijo que a su paí­s le gustarí­a estar entre los «excluidos» de la OEA junto a Cuba, al reiterar la propuesta de conformar una nueva instancia paralela, idea compartida por Bolivia.

Más allá del tema de Cuba, la asamblea de la OEA, llamada «Hacia una cultura de la no violencia», se enfocará en la seguridad, tema particularmente importante para América Central, azotada por altos niveles de criminalidad.

A la asamblea en San Pedro Sula, ubicada en la zona productiva de Honduras, asistirán los presidentes de Paraguay, Ecuador y Nicaragua, además del anfitrión hondureño.

El ecuatoriano, Rafael Correa, llegó este domingo a Honduras, pero el lunes viaja a El Salvador para la asunción del presidente Mauricio Funes, para luego retornar a San Pedro Sula.

EL SALVADOR Restablecen relaciones


El nuevo presidente de El Salvador, el izquierdista Mauricio Funes, anunció este lunes en su discurso de investidura que restablecerá las relaciones diplomáticas con Cuba, rotas a raí­z de la revolución cubana.

«De inmediato se establecerán los ví­nculos diplomáticos, culturales y comerciales con la hermana nación de Cuba», dijo Funes ante las delegaciones presentes en el Centro de Congresos, donde hizo juramento de su cargo como presidente, siendo el primer mandatario de izquierda en El Salvador.

Funes aseguró que esta decisión responde a la «coherencia» de su gobierno «progresista y pluralista».

También subrayó que el «destino de El Salvador está indisolublemente ligado a nuestros hermanos centro y sudamericanos», y su gobierno será un «decidido impulsor de la unidad regional y latinoamericana».

En cuanto a Estados Unidos, aseguró que «realizaremos todos los esfuerzos para ampliar, fortalecer y renovar nuestras relaciones» con el paí­s del norte, al que «históricamente estamos ligados por muchos ví­nculos, en particular por la presencia de millones de nuestros compatriotas que ahí­ viven, ahí­ trabajan y ahí­ construyen sus sueños».

De los 2,8 millones de salvadoreños que viven en el exterior del paí­s, unos 2,5 millones viven en Estados Unidos.