Nueve canciones del cantautor Silvio Rodríguez, entre ellas la emblemática «La era está pariendo un corazón», están incluidas en una antología lanzada en la isla en el marco de los festejos por el 50 aniversario de la revolución que llevó al poder a Fidel Castro.
«Cincuenta canciones en revolución» pone al lector en contacto con melodías que «integran nuestra memoria histórica», pero «también (…) nuestra memoria sentimental», dijo al presentarlo la noche del martes en el Pabellón Cuba, corazón cultural de La Habana, el escritor Guillermo Rodríguez.
«No están todas las (canciones) que pudieran estar», pero las recogidas «no podían faltar, en una compilación que se convierte de hecho en crónica de estos cincuenta años», señala el prólogo del libro, presentado durante un concierto, al que asistió el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón.
En la antología aparecen, de Silvio Rodríguez, «Te doy una canción», «Rabo de nube», «Pequeña serenata diurna», «El dulce abismo», «Unicornio», «Por quien merece amor», «El necio», además de «Cuba va», cuya autoría comparte con Pablo Milanés y Noel Nicola.
Incluye canciones de otros fundadores del denominado Movimiento de la Nueva Trova Cubana, como Milanés («No vivo en una sociedad perfecta»), Vicente Feliú («Para Bárbara»), y Nicola («Para una imaginaria María del Carmen»).
También melodías del Comandante de la Revolución, Juan Almeida («La Lupe»), del llamado «cantor del pueblo», Carlos Puebla («Hasta siempre, Comandante»), del bolerista César Portillo de la Luz («Son al son»), y del salsero Juan Formell («Lo material»), entre otros.
«Cincuenta canciones en años de revolución» fue presentado en el marco del programa cultural «Leer la Historia», con el que la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) festeja que la revolución cumple 50 el 1 de enero, y que también incluye espectáculos políticos, exposiciones de arte y conciertos.
El programa comenzó el lunes con la presentación del libro «Así es Fidel», que recoge anécdotas y testimonios de amigos y conocidos del líder cubano de 82 años, entre ellos el Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez.
El acto central de la celebración se realizará la noche del 1 de enero en el Parque Céspedes, de Santiago de Cuba (sureste), donde Fidel Castro, sin ser visto en público y alejado del poder desde que enfermó en julio de 2006- proclamó el triunfo de la revolución.
(Silvio Rodríguez)
Le he preguntado a mi sombra
a ver como ando para reírme,
mientras el llanto, con voz de templo,
rompe en la sala
regando el tiempo.
Mi sombra dice que reírse
es ver los llantos como mi llanto,
y me he callado, desesperado
y escucho entonces:
la tierra llora.
La era está pariendo un corazón,
no puede más, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir
en cualquier selva del mundo,
en cualquier calle.
Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol,
y hay que quemar el cielo si es preciso
por vivir,
por cualquier hombre del mundo,
por cualquier casa.
Silvio Rodriguez
¿Te molesta mi amor?
Mi amor de juventud,
y mi amor es un arte
en virtud.
¿Te molesta mi amor?
Mi amor sin antifaz,
y mi amor es un arte
de paz.
Mi amor es mi prenda encantada,
es mi extensa morada,
es mi espacio sin fin.
Mi amor no precisa fronteras;
como la primavera,
no prefiere jardín.
Mi amor no es amor de mercado,
porque un amor sangrado
no es amor de lucrar.
Mi amor es todo cuanto tengo;
si lo niego o lo vendo,
¿para qué respirar?
¿Te molesta mi amor?
Mi amor de humanidad,
y mi amor es un arte
en su edad.
¿Te molesta mi amor?
Mi amor de surtidor,
y mi amor es un arte
mayor.
Mi amor no es amor de uno solo,
sino alma de todo
lo que urge sanar.
Mi amor es un amor de abajo
que el devenir me trajo
para hacerlo empinar.
Mi amor, el más enamorado,
es del más olvidado
en su antiguo dolor.
Mi amor abre pecho a la muerte
y despeña su suerte
por un tiempo mejor.
Mi amor, este amor aguerrido,
es un sol encendido,
por quién merece amor.
Silvio Rodríguez (Cuba)
Para no hacer de mi ícono pedazos,
para salvarme entre únicos e impares,
para cederme un lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares.
me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
mi vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo no se lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino.
Yo me muero como viví.
Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijonuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
más yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces).
Yo no se lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino.
Yo me muero como viví.
Dicen que me arrastrarán po sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.
Será que la necedad parió conmigo,
la necedad de lo que hoy result anecio:
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.
Yo no se lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino.
Yo me muero como viví.
(Pablo Milanés – Noel Nicola – Silvio Rodríguez)
Del amor estamos hablando,
por amor estamos haciendo,
por amor se está hasta matando
para por amor seguir trabajando.
Que nadie interrumpa el rito;
queremos amar en paz
para decir en un grito:
¡Cuba va! ¡Cuba va!
Quiero abrir mi voz al mundo
que llegue al último confín
de norte a sur y de este a oeste.
Y que cualquier hombre pueda
gritar sus propias esperanzas,
sus heridas y su lucha cuando diga:
¡Cuba va! ¡Cuba va!
Puede que algún machete
se enrede en la maleza,
puede que algunas noches
las estrellas no quieran salir,
puede que con los brazos
haya que abrir la selva,
pero a pesar de los pesares, como sea:
¡Cuba va! ¡Cuba va!
(Carlos Puebla, 1965)
Aprendimos a quererte
desde la histórica altura
donde el sol de tu bravura
le puso un cerco a la muerte.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
Tu mano gloriosa y fuerte
sobre la historia dispara
cuando todo Santa Clara
se despierta para verte.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
Vienes quemando la brisa
con soles de primavera
para plantar la bandera
con la luz de tu sonrisa.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
Tu amor revolucionario
te conduce a nueva empresa
donde esperan la firmeza
de tu brazo libertario.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
Seguiremos adelante
como junto a ti seguimos
y con Fidel te decimos:
hasta siempre Comandante.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
(Vicente Feliú)
Créeme,
cuando te diga que el amor me espanta,
que me derrumbo ante un «te quiero» dulce,
que soy feliz abriendo una trinchera.
Créeme,
cuando me vaya y te nombre en la tarde
viajando en una nube de tus horas,
cuando te incluya entre mis monumentos.
Créeme,
cuando te diga que me voy al viento
de una razón que no permite espera,
cuando te diga: no soy primavera,
si no una tabla sobre un mar violento.
Créeme,
si no me ves y no te digo nada,
si un día me pierdo y no regreso nunca.
Créeme,
que quiero ser machete en plena zafra,
bala feroz al centro del combate.
Créeme,
que mis palomas tienen de arco iris,
lo que mis manos de canciones finas.
Créeme, créeme,
porque así soy
y así no soy de nadie.
(Pablo Milanés)
No vivo en una sociedad perfecta
yo pido que no se le dé ese nombre,
si alguna cosa me hace sentir esta
es porque la hacen mujeres y hombres.
Quien la vio nacer, quien la idealizó,
quien vio que cambió a su parecer
le duele que hoy no sea la rosa
que conquistó el jardín de su vida.
Quien la hizo nacer, quien participó,
quien la hizo cambiar y no perecer,
no le complacen todas las cosas
pero por esto da ya la vida.
El extremista y el cobarde
van convergiendo en su dolor
mientras el resto con amor
trabaja porque se le hace tarde.
Así sucede en los parajes
donde subir te hace mejor
el falso no tiene valor
el verdadero sigue su viaje.
Silvio Rodríguez
Cómo gasto papeles recordándote,
cómo me haces hablar en el silencio,
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me vea nunca contigo.
Y cómo pasa el tiempo
que de pronto son años
sin pasar tú por mí
detenida.
Te doy una canción
si abro una puerta
y de las sombras sales tú.
Te doy una canción
de madrugada
cuando más quiero tu luz.
Te doy una canción
cuando apareces
el misterio del amor
y, si no lo apareces,
no me importa:
yo te doy una canción.
Si miro un poco afuera me detengo,
la ciudad se derrumba y yo cantando,
la gente que me odia y que me quiere
no me va a perdonar que me distraiga.
Creen que lo digo todo,
que me juego la vida
porque no te conocen
ni te sienten.
Te doy una canción
y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar.
Te doy una canción
con mis dos manos,
con las mismas de matar.
Te doy una canción
y digo: Patria.
Y sigo hablando para ti.
Te doy una canción
como un disparo,
como un libro,
una palabra,
una guerrilla…
como doy el amor.