Cuba continuará con dos monedas


Un vendedor cubano de tomates ofrece sus productos en un mercado de La Habana. Pese a las reformas económicas de Raúl Castro, no cambiará el sistema de conversión de moneda prevaleciente en la isla.

Los cubanos, que atribuyen a la doble moneda algunos de sus problemas y desigualdades, tendrán que seguir viviendo con el peso normal y el convertible, pues según el Gobierno y los especialistas, la unificación sólo es posible con una distante economí­a fuerte.


La unificación «no depende ni dependerá de una decisión administrativa, sino del nivel de fortaleza y eficiencia de nuestra economí­a», dijo un documento interno del Partido Comunista (PCC, único), que explica a sus militantes la imposibilidad de satisfacer ese reclamo de la población.

Desde 1993, como parte de las reformas para encarar la crisis, el Gobierno legalizó la circulación del dólar y del Peso Cubano Convertible (CUC), junto con el muy devaluado peso cubano (moneda nacional, CUB).

En 2005 el dólar salió de la circulación y se rompió su paridad uno a uno con el CUC, que quedó sólo como divisa interna, a 1,08 dólar.

Los cubanos ganan sus salarios en moneda nacional, con lo que pagan el alquiler, los productos de una insuficiente, pero muy subsidiada canasta básica, así­ como los servicios (electricidad, teléfono, transporte).

Pero «los subsidios indiscriminados a productos deberán ser eliminados gradualmente», advirtió el documento partidista.

La divisa se puede comprar en las casas de cambio a 24 pesos el CUC, recibirla como remesas de sus parientes en otros paí­ses, o de propinas en el turismo. También como estí­mulo por cumplimiento en algunas empresas estatales.

El CUC es necesario para adquirir alimentos en tiendas habilitadas para ese fin, ropa, zapatos, equipos electrodomésticos y ahora para hospedarse en hoteles y alquilar teléfonos celulares.

El salario medio, 408 pesos, equivale 17 CUC (18 dólares), pero con esa cantidad se puede cubrir los servicios mencionados, parte de la alimentación y los medicamentos, pues la educación y los servicios médicos son gratuitos.

En un debate nacional en centros laborales durante el segundo semestre de 2007, uno de los reclamos más reiterado fue la unificación monetaria. Algunos cubanos carecen de acceso a la divisa o a las cantidades para adquirir lo necesario para vivir.

Por eso culpan a la existencia de la doble moneda sus dificultades que los especialistas y el Gobierno reconocen en la «incapacidad» del salario para satisfacer las necesidades.

«La dualidad monetaria no es causa de desigualdades» opina el economista Pavel Vidal, quien insiste que cualquier incremento salarial sin respaldo productivo «conduce a la inflación, quedando por tanto el salario real sin mejorí­a alguna».

El documento del PCC, cuyo autor es el Banco Central, dice que el camino para elevar el bienestar de la población es «incrementar la productividad del trabajo» con «métodos eficientes que garanticen la organización, control y rentabilidad de nuestro sistema productivo».

«Estas cuestiones son realmente sensibles y complejas», reconoció Raúl Castro, al ser electo presidente en febrero, en lugar de su hermano Fidel.

Más cercana parece la eliminación de ese problema en la contabilidad empresarial, donde persiste una tasa cambiaria de uno a uno, irreal a todas luces y que impide medir costos, productividad y otros indicadores.

En el sector empresarial «se requiere concretar la eliminación de la dualidad monetaria, propiciando la convertibilidad interna de la moneda nacional», dijo el citado documento del PCC.

La creación de esa tasa de cambio empresarial «podrí­a contribuir de forma indirecta a un proceso paulatino de eliminación de la dualidad monetaria», sostiene por su parte el economista Juan Triana.

Gobierno y especialistas coinciden en que la unificación monetaria es un proceso paulatino que pasa por el fortalecimiento de la economí­a y su eficiencia, un proceso que puede tomar años, si se logra llegar a ese punto.