La prensa oficial cubana celebró hoy la elección del país caribeño al Consejo de Derechos Humanos de la ONU como una reivindicación de los principios socialistas de la nación.
Un día después de que Cuba fue elegida para un período de tres años en el organismo de 47 escaños con sede en Ginebra, el encabezado en el periódico Granma lo llamó «una nueva victoria del pueblo cubano».
Anayansi Rodríguez, embajadora de La Habana ante las organizaciones internacionales en Ginebra, estuvo de acuerdo.
«La elección de Cuba en esta ocasión no es más que un reconocimiento a su consistente posición de rechazo a los dobles raseros y a los persistentes esfuerzos por parte de potencias occidentales de utilizar el Consejo con fines políticos, de manipular el tema de los derechos humanos en beneficio de sus intereses, y convertir a este órgano en un tribunal inquisidor de los países del Sur que no se someten a sus designios», declaró Rodríguez a Granma.
La elección de Cuba, China, Rusia, Arabia Saudí, Vietnam y Argelia al consejo atrajo algunas protestas de grupos defensores de los derechos humanos, que dijeron que su inclusión afecta la credibilidad del organismo.
La embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, Samantha Power, dijo en un comunicado que habían sido elegidos algunos países —sin proporcionar sus nombres— que «cometen violaciones significativas a los derechos que el Consejo debe hacer avanzar y proteger, algo para lo que está diseñado».
Y la representante por la Florida Ileana Ros-Lehtinen, de origen cubano y firme opositora al gobierno de los hermanos Castro, acusó a Cuba de ser un «violador flagrante de los derechos humanos» por el trato que da a los disidentes políticos.
«Es obvio que la hipocresía es lo de hoy en la ONU», afirmó en un comunicado de prensa.
Ante las críticas a sus antecedentes en el respeto a los derechos humanos, Cuba dice que su sistema hace valer la voluntad del pueblo. Es partidaria de una concepción del respeto a dichos derechos que da prioridad a garantizar cosas como alimentación, vivienda, educación, servicios médicos y acceso a la cultura para todos.
«No hay sistemas únicos de democracia. Cada pueblo tiene el derecho de determinar de manera soberana cuál es el sistema más conveniente para la plena realización de los derechos humanos», afirmó Rodríguez, según la citó el periódico.