El Estado de Guatemala invierte anualmente 47 centavos per cápita en la salud de los guatemaltecos, según estimaciones del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM).
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La nación ostenta uno de los índices más altos de mortalidad del continente americano, cuenta además con una de las más bajas proyecciones de vida al nacer, se estima que cuarenta y cinco de cada mil niños mueren antes de llegar a los cinco años de edad.
Cerca de la mitad de la población vive bajo la línea de las condiciones humanas fundamentales para una existencia digna, lo cual sitúa al país entre los últimos del hemisferio ocupando el puesto 118 en el índice de Desarrollo Humano
El presupuesto otorgado para el Ministerio de Salud alcanza los dos mil millones de quetzales, representando alrededor del cinco punto cinco por ciento del total del presupuesto nacional, según estimaciones del GAM.
Para el médico Sergio Rivas, miembro de la Comisión Interinstitucional y residente del hospital San Juan de Dios, la situación de salud no es vista como una prioridad para las autoridades del país.
La institución de la salud es un tema abandonado, afirma el galeno, quien estima que para contar con un ministerio que preste servicios eficientes y que cuente con una reserva de medicamentos suficientes para la población, se necesitaría una dotación de alrededor de 3,340 millones de quetzales.
Las autoridades gubernamentales deben propiciar cambios en el país y reorientar la inversión de los servicios básicos, como lo es la salud, educación y seguridad ciudadana, según el representante del GAM Mario Polanco.
Existe la necesidad de crear una cultura de salud, la cual se encamine a prevenir las enfermedades, declaró Rivas, quien argumentó que el Gobierno todavía no ha cumplido con todos los compromisos adquiridos en la crisis vivida el año pasado.
Precisando que en los hospitales Roosevelt y San Juan de Dios existe escasez de medicamentos, y que esto se agudiza en los hospitales departamentales, los cuales se hallan en un nivel mayor de abandono. Hecho por el cual seguirán evaluando las condiciones de los centros de rehabilitación con el propósito de ser atendidos de forma efectiva.