Cuarenta dí­as de oración… republicana


El domingo en la misa celebrada en la iglesia católica San Marco, en Florida, el sacerdote informó a los fieles que la Conferencia Nacional de Obispos de Estados Unidos pidió a los fieles que a partir de ese dí­a se iniciara una jornada nacional de cuarenta dí­as de oración para rezar por las ví­ctimas de aborto, por las mujeres que se habí­an visto en necesidad de abortar, por los trabajadores de las clí­nicas donde se practican los abortos y por las autoridades que han legalizado ese crimen. La jornada de oración terminará, según las palabras del sacerdote, el domingo 2 de noviembre, es decir apenas dos dí­as antes de que el electorado norteamericano acuda a las urnas.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Creo que hacen bien los obispos en pedir esa jornada de oración, pero resulta hipócrita si al mismo tiempo no piden a los fieles que oren por las ví­ctimas de la guerra, tanto soldados norteamericanos como personas inocentes que han perdido la vida en el marco de un conflicto manipulado por la Casa Blanca. Pienso que debieran pedir oraciones especiales por aquellos que están perdiendo su empleo y su nivel de vida como resultado de las polí­ticas económicas que alentaron la especulación y los abusos de las grandes compañí­as que se han sentido con alas para hacer lo que les venga en gana gracias a la protección que les ofrecen los mismos que embarcaron al paí­s en una guerra. Y sobre todo me parece hipócrita y sesgada la postura de los obispos porque no piden que los fieles recen por la autoridades que han permitido tales atrocidades.

Es obvio que los obispos de la Iglesia Católica de los Estados Unidos están comprometidos polí­ticamente con la lí­nea más conservadora del partido republicano y que quemarán todos sus cartuchos para repetir lo que hicieron en las elecciones del año 2000 y del 2004, cuando su orientación a la feligresí­a resultó determinante a favor de Bush simplemente porque él dice oponerse al aborto. Y tras ocho años de gobierno de Bush las reglas de juego en cuanto al aborto no cambiaron ni un ápice para las mujeres de Estados Unidos, pero mientras tanto murieron cientos de miles de personas inocentes que fueron la carne de cañón de la guerra que armó el actual Presidente, además de toda la gente alrededor del mundo que ha pagado el alto precio de las polí­ticas económicas a favor de las grandes corporaciones, especialmente del petróleo, que se han enriquecido a costa del hambre de millones de personas en todo el Planeta.

Ya habí­a leí­do de las maniobras de los obispos y me habí­a parecido hipócrita su gesto, pero al escuchar en misa el llamado que hací­a el sacerdote a los fieles en una comunidad extremadamente conservadora como es la que asiste a los oficios en la iglesia de San Marco y ver las reacciones con cara de circunstancias de los asistentes, me convencí­ en forma absoluta de que se trata de un puro juego electoral que nada tiene que ver con principios. Porque si los obispos realmente fueran pro vida, como dicen ser, tendrí­an que haber condenado de manera enérgica las actitudes de polí­ticos que juegan con la vida de sus soldados y de las personas inocentes que mueren en el marco de guerras totalmente injustas. Pero a los obispos la vida, como tal, no les interesa salvo cuando se trate del tema del aborto. No olvidemos que muchos de los «defensores de la vida» son fervientes impulsores de la pena de muerte, lo que confirma, ratifica y certifica el caso de la doble moral.