Cuantas cruces más


Todos los cementerios fueron visitados por cantidad de personas que visitaron a sus seres queridos que ya no están, mi familia en la que por años el 1º. de noviembre era el dí­a del fiambre, esta vez tenemos una tumba más que adornar, y era lo que menos pensamos el año pasado, es imposible que no se derrame una lágrima en la mejilla al leer una cruz con una estrella en la que estaba escrito: «El papá número uno», dos niñas más este año se sumaron a una gran cantidad de niños que tienen seguro donde encontrar a su papá, lástima que sea en una tumba.

Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

Pero haciendo una relación entre esta vivencia y nuestro paí­s podemos analizar la realidad que vivimos diariamente, dos titulares llamaron mi atención el lunes por su paradójica relación: 1) Drogas y prostitución en la zona 10, locales operan sin autorización y 2) Las mafias frenan la aprobación de leyes en materia de seguridad.

No cabe duda que cada dí­a el surrealismo en que vivimos ya no nos permite razonar cómo vamos aceptando nuestra propia muerte. Las dos noticias están í­ntimamente relacionadas, y nos brindan un panorama real del paí­s. Existe una lucha constante en demostrar el producto del trabajo del Congreso, la «sociedad civil» lo exige, pero la cuestión va más allá de la creación de cada dí­a de más leyes, no es la cantidad del producto lo que importa, es la calidad, en Guatemala no existe técnica legislativa, y no estoy descubriendo el agua azucarada, las leyes son creadas de tal forma que existen en ellas no lagunas sino mares de vací­os legales para que las mismas sean inoperantes, o si no lo son, las hacemos ineficaces, porque como repito «el ser y el deber ser» están totalmente divorciados. Para muestra los dos titulares: ¿Por qué hasta hoy «descubren» el grado de prostitución y tráfico de drogas en la zona 10, si es vox pópuli esta situación, y no solamente en la zona 10, en toda Guatemala, si están creados los delitos en el Código Penal, el inexistente MP no actúa de oficio? Porque a esos y otros lugares focos de vicio utilizados por el crimen organizado y que transgreden las leyes existentes llegan altos funcionarios de casi todas las instituciones públicas, y parte del poder económico paralelo que mueven los delicados hilos de la polí­tica en Guatemala. La justicia, su aplicación, los órganos encargados de la investigación y persecución de los delitos, así­ como los y las que exigen diariamente la aprobación de «nuevas» leyes, son como una prostituta (con el perdón de ellas porque se merecen mi respeto) que de dí­a se disfraza de inocente señorita que se viste pulcramente, trabaja por un mí­sero salario, pero siempre está vestida sobriamente, y por la noche se transforma totalmente y no se inmuta en mostrar sus atributos fí­sicos (muchas veces de plástico, pero eso no importa) y como describe cualquier hombre a un mujerón que vende su cuerpo al mejor postor, que hoy puede ser un funcionario encargado de combatir el crimen organizado, mañana un acaudalado comerciante que no se inmuta en evadir impuestos, después un finquero que paga menos del salario mí­nimo a sus trabajadores, o un dirigente religioso que el domingo criticó duramente la infidelidad, y así­ desfilan por su cuerpo todos los representantes de nuestra sociedad. ¿Encuentra la semejanza con nuestra realidad? Para que aprobar leyes que exige la Comunidad Internacional y la «sociedad civil» con el objetivo que existe voluntad polí­tica de mejorar las cosas en el paí­s y que nos otorguen más donaciones y préstamos, si estas leyes son el disfraz de decencia y honestidad que vestirán a una sociedad que de noche se burlará de este disfraz y de quienes creen en él y se entregará a todo lo contrario de lo que de dí­a muestra.

No señores, no se trata de aprobar leyes como maquilas, es algo mucho más de fondo, y está en todos nosotros/as, aceptamos la burla diaria como la trillada frase de «estamos investigando el caso» y escuchamos a nuestros autonombrados representantes exigiendo el endurecimiento de las leyes sabiendo que estarán tan mal elaboradas que servirán solamente para traer más dinero, pero que no se cumplirán nunca por los encargados/as de hacerlas cumplir, aplaudimos todos/as a las estrellas del circo, porque se presentan a «debatir» en los mejores hoteles los «beneficios» de la nueva ley, y la historia se repite, porque los mismos harán siempre lo mismo, y nosotros como espectadores/as seguiremos viendo la función porque: «Â¿Qué puedo hacer solo yo?».

Y las cruces en los cementerios siguen aumentando, y más familias lloran diariamente a un ser amado que engrosa las estadí­sticas de las muertes violentas, ¿Qué le responderemos a esa generación que crecerá sin su padre porque lo mataron por honesto? Yo me avergí¼enzo y ¿Usted?