Cuando roban la inocencia


Tanto la explotación sexual comercial infantil, como el abuso sexual son una realidad subterránea de la que poco hablan los medios de comunicación.

Cifras manejadas por la Organización Mundial de la Salud, OMS, estiman que a nivel global cerca de 150 millones de niñas y 73 millones de niños han padecido alguna forma de violencia sexual, y se calcula que anualmente un millón de niñas y niños son inducidos al mercado sexual: pornografí­a infantil, prostitución y otras actividades similares según explica el estudio sobre Violencia contra la Niñez presentado por el investigador Paulo Pinheiro a Naciones Unidas a finales de 2006.

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Pero la ausencia de cifras concretas no implica la ausencia del problema. «A donde se va a investigar, empiezan a aparecer casos», dice Carlos Iván Garcí­a, quien ha liderado numerosas investigaciones como coordinador de prevención del Abuso Sexual y la Explotación Sexual Infantil de Save The Children- Reino Unido.

Además, tanto la explotación sexual comercial infantil, como el abuso sexual son una realidad subterránea de la que poco hablan los medios de comunicación. í‰sta conclusión se desprende del estudio de la Red Andi América Latina en diez paí­ses, el cual, durante el 2005, analizó 121 periódicos, en los cuales encontró 237 mil noticias referidas a niñez y adolescencia. De éstas, sólo 3.9% (8 mil 482) correspondieron a la temática.

Si se mira diferenciado por cada paí­s, la invisibilidad es aún mayor, si se tiene en cuenta que más de la mitad (5 mil 041) fueron publicadas en Brasil. En Colombia, por ejemplo, en los nueve medios analizados se encontraron 211 noticias, apenas 2.2% del total de notas sobre niñez (9 mil 572).

Principales causas

El mayor número de ví­ctimas se concentra en las poblaciones más pobres. «Es un hecho que existen condiciones crí­ticas, como el hacinamiento y la falta de intimidad familiar. Sin embargo, no necesariamente son una causa para que se produzca la explotación. De otra forma no se explicarí­a que muchos menores de edad en alta vulnerabilidad no están siendo explotados y, por otro lado, se han encontrado ví­ctimas de clase media y alta», explicó Carlos Iván Garcí­a.

El desplazamiento y las migraciones forzadas, como consecuencia de conflictos armados, violencia o desastres naturales, entre otros fenómenos, son factores que generan condiciones extremas para familias enteras, incluyendo sus niños y niñas, quienes se enfrentan a sobrevivir en escenarios marginados urbaní­stica y socialmente. Esto representa grandes riesgos para que los menores de edad, especialmente niños o niñas migrantes no acompañados, sean ví­ctimas de Explotación Sexual Comercial.

La marginalidad y el asentamiento en espacios suburbanos, en estratos socioeconómicos bajos con la tendencia a la informalidad, conjugado con el permanente accionar de explotadores, intermediarios y proxenetas, buscando niños y niñas, los hace que sean unas ví­ctimas más fáciles a este tipo de violencia.

La violencia intrafamiliar también es un factor precipitante. El Estudio Sobre Violencia Contra la Niñez de Pinheiro, señala que un trabajo realizado en 21 paí­ses, en su mayorí­a desarrollados, encontró que entre el 7 y el 36% de las mujeres, y entre el 3 y el 29% de los hombres reportan haber sufrido algún tipo de agresión sexual durante su niñez, y la mayorí­a lo sitúa dentro del ámbito familiar.

Modalidades

En todo caso, en el marco del Segundo Congreso Mundial Contra la Explotación Sexual Comercial Infantil (Yokohama, 2001) se concluyó que este fenómeno se da en dos grandes sectores: uno estructurado, donde el sexo es un bien comercial y el explotador ofrece una suma de dinero a cambio de un servicio sexual especí­fico.

De las seis caras con las que se presenta la Explotación Sexual Comercial, la utilización de niños y niñas en la Prostitución es la más extendida, señala el informe Escenarios de la Infamia, de la Fundación Restrepo Barco y Renacer.

La segunda modalidad es la Pornografí­a Infantil, que presenta grandes diferencias entre las ciudades pequeñas y las grandes. El informe de Plan Internacional, Renacer y Restrepo Barco, señala: «Esto se explica porque en las grandes ciudades la Explotación Sexual de los niños y niñas se vuelve compleja, más sofisticada, tiene mayores recursos y medios para realizarse». Evidencia de esto es que en las grandes ciudades existe mayor cantidad y puntos de contacto de los abusadores con los niños.

Turismo Sexual

Este es uno de los grandes problemas en América Latina. Por ello, Save the Children Suecia -entre otros- ha insistido que si bien es importante que los paí­ses latinoamericanos promuevan el crecimiento y el desarrollo del turismo en sus naciones, como alternativa para salir de la crisis económica y generar una nuevas fuentes de empleo, simultáneamente es imperativo desarrollar una estrategia de prevención del Turismo Sexual Infantil.

Prevención social

«La Explotación Sexual Comercial es un modo muy grave de vulnerar los derechos humanos de la niñez y la adolescencia. Atenta contra su integridad, su dignidad, su desarrollo, afectándose severamente múltiples derechos, como por ejemplo, su derecho a la protección contra todas las formas de violencia, su derecho a la salud y a la educación, su derecho a vivir con una familia y su derecho a la justicia y, a veces incluso, su derecho a la vida. A la vez que es un acto delictivo, es una forma de explotación económica asimilable a los trabajos forzados y a la esclavitud», revela Pinheiro en su estudio Sobre Violencia Contra las Niñas, Niños y Adolescentes.

Frente a esto, el tejido social se manifiesta débil, pues la comunidad muchas veces se da cuenta de lo que sucede y no reacciona para evitarlo, prevenirlo o denunciarlo ante las autoridades.

El Caso de Guatemala. Según las estadí­sticas de la Comisión Nacional Contra el Maltrato Infantil, CONACMI, durante el 2007 se registraron 168 casos de maltrato y abuso sexual en niñas, mientras que en los varones el número llegó a los 182 casos. Asimismo durante el 2006, se abusaron de 414 niñas y de 491 varones, y en el 2005 el número de niñas abusadas sexualmente era de 335 y el de los niños fue de 441.