Cuando los «técnicos» hacen mano de mono


Menudo clavo se ha planteado para el Plan Visión de Paí­s luego de conocerse que la iniciativa de ley en materia de educación que fue presentada al Congreso no correspondí­a a la que habí­a sido suscrita por los representantes de los partidos polí­ticos y ahora se critica a los diputados por haber rechazado la propuesta, pero no se repara en el daño que hacen esos «técnicos» que presumen de apolí­ticos pero que viven llevando agua a su molino y manoseando lo que les viene en gana para lograr sus objetivos.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Crucial serí­a en este momento determinar quién fue el experto que manoseó lo acordado entre los promotores del Plan Visión de Paí­s y los dirigentes polí­ticos porque ello pondrí­a en evidencia que no sólo en manos de los dirigentes de los partidos está la podredumbre, sino también existe, y acaso con mayores y más graves consecuencias, entre quienes presumen de su carácter técnico, de su carácter apolí­tico y experiencia cientí­fica, pero que en el fondo son más pí­caros y largos porque tratan de aprovecharse de la ignorancia y superficialidad de quienes tienen que tomar en cuenta las decisiones polí­ticas.

Ahora resulta que la Ley de Educación propuesta por el Plan Visión de Paí­s es huérfana porque las autoridades del Ministerio reniegan de lo que se planteó al Congreso y los diputados dicen que no coincide con lo que fue aprobado por los secretarios generales de los partidos polí­ticos en el marco de ese esfuerzo por establecer grandes acuerdos con visión de largo plazo. Como siempre ocurre en nuestro paí­s, deberemos pensar que algún duende deforme fue el que hizo micos y pericos con la propuesta y de todos modos siempre nos queda el recurso de volarle leña a los diputados que, debido a su impopularidad absoluta, pueden cargar con ese y con más muertos.

A lo largo de muchos años de experiencia hemos visto cómo abundan esos famosos tecnócratas que navegan eternamente en las aguas polí­ticas sin mancharse y sin contaminarse, siendo al final de cuentas los responsables de muchas de las más grandes barrabasadas que han ocurrido en el paí­s y que son aprobadas al final de cuentas por los actores polí­ticos que generalmente actúan con ligereza, falta de cuidado al revisar lo que están aprobando y mucho de haraganerí­a, todo lo cual facilita la labor de quienes se mantienen agazapados en alguno de los pocos «think tank» que existen en el paí­s y que meten las manos en todos los gobiernos sin darse color, sin asumir compromisos ni correr con responsabilidades.

Por supuesto que lo más fácil y hasta popular es despotricar ahora contra los diputados y hacerlos responsables del descalabro que se avizora para Plan Visión de Paí­s, porque quién no está de acuerdo con volarle leño a los miembros del Congreso. Pero hará falta que los facilitadores de ese esfuerzo digan quiénes son los técnicos que metieron su mano de mono, para que vayamos desnudando a quienes son expertos en tirar la piedra y esconder la mano. Para desnudar a quienes manosearon la Ley de Educación con fines aviesos que les vienen inspirando desde hace mucho tiempo y que esperaban concretar gracias al respaldo masivo que se dio a un enfoque que ofrecí­a polí­ticas de largo plazo como prioridad esencial. Y aprovechando ese gran consenso, creyeron que podrí­an dar el golpe definitivo a la educación pública y garantizar la tendencia privatizadora que ha sido su sueño de opio desde hace mucho tiempo.