Cuando los polí­ticos pierden la vergí¼enza


Cualquier cosa puede suceder cuando los polí­ticos pierden la vergí¼enza, desde apropiarse de lo que no es suyo, hasta cometer las más graves transgresiones a las leyes vigentes, incluyendo burlar y pisotear la Carta Magna. Así­ fue como Efraí­n Rí­os Montt logró ser candidato presidencial y cuántos más han hecho micos y pericos con los fondos públicos, desacatando obligaciones o dándole la espalda al clamor popular. Lo peor de todo es que nunca hay mayores consecuencias y si alguien contradice argumentando que Alfonso Portillo está preso, le dirí­a que el pueblo no debe tenerlas todas consigo, porque como he venido insistiendo en nuestro paí­s se han visto una y mil veces «muertos acarrear basura».

Francisco Cáceres Barrios

El caso más evidente y cercano que tenemos a mano, es la irresponsabilidad del actual Alcalde del Municipio de Guatemala y de sus antecesores por no haberle dado el debido mantenimiento a los colectores, tal como lo establece el plan de construcción, causando con ello graves perjuicios a los vecinos de las zonas 2 y 6 produciéndose enormes hoyos en el piso, situación que llevábamos tiempo de sospechar, pero que ahora ha quedado plenamente demostrado con los estudios practicados por el Colegio de Ingenieros de Guatemala, por lo que pregunto: ¿va a seguir tan tranquilo el citado funcionario, repitiendo su cantaleta de que sólo a él le asiste la razón, que quien no piense igual está contra de él y que la opinión pública le viene del norte?; ¿qué dictan las leyes para cuando un funcionario no cumple con sus obligaciones o comete desacato?

Otro caso que llora sangre es cuando por negligencia e irresponsabilidad muchos funcionarios y empleados públicos causan graves perjuicios al sagrado medio ambiente guatemalteco y por consiguiente a su población, cosa que ha venido ocurriendo con algunos proyectos mineros, hidroeléctricos y petroleros en nuestro paí­s. Porque en sí­, las actividades productivas que utilizan los recursos naturales no son las que causan daños y perjuicios, sino la indolencia, la irresponsabilidad y la negligencia de quienes no cumplen con velar que ello no ocurra. Quienes hemos tenido la oportunidad de viajar o vivir en paí­ses que realizan actividades similares, es fácil comprobar todo lo contrario, pues en vez de deteriorarse los bosques, por ejemplo, después de haberse iniciado tales actividades consideradas peligrosas o altamente riesgosas, en vez de mermar su cantidad y calidad han mejorado, traduciéndose en beneficios jamás soñados por los habitantes del lugar. En otras palabras, todo se puede hacer, siempre y cuando se proteja, cuide y preserve el medio ambiente y para ello, el Estado a través de los gobiernos, son los responsables de velar estrictamente por el cumplimiento de las leyes vigentes y a quien no lo haga, debiera caerle la viga con todo y su enorme peso, lo que debe incluir el resarcimiento por los daños y perjuicios causados.