Cuando las cosas se hacen bien


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No es casualidad que la selección de futbol de Costa Rica esté clasificada para jugar los cuartos de final en el Campeonato Mundial de esa disciplina deportiva del presente año. Al contrario, vale la pena hablar de la causalidad (causa, origen, principio) que produjo tal efecto y no es necesario hacer una investigación exhaustiva para determinar con certeza lo anterior. Las consecuencias de hacer las cosas bien, invariablemente, tarde o temprano resultan en buenos efectos y ahora estamos frente a una muestra de lo que nuestro futbol podría llegar a hacer si es que realmente deseamos estar presentes en dicho cónclave.

FRANCISCO CÁCERES BARRIOS


Ahora nadie puede hablar que las malas condiciones físicas, anímicas e intrínsecas de nuestros jugadores son la causa de que nos den palo mañana, tarde y noche; como tampoco es válido argumentar que nuestra pobreza o la incapacidad técnica sea un limitante para practicar ese deporte. Ha quedado demostrado que solo es necesario tener buena cabeza para percatarse de que haciendo las cosas bien, por ejemplo, empezar a trabajar arduamente en la formación de futbolistas desde que dan el primer salto fuera de la cuna, llevarlos por la ruta de una buena educación intelectual y formación física, como el fogueo permanente con quienes tengan superiores o similares cualidades que produzca la capacidad de jugar 90 minutos de un partido y si posible los 120 con los extratiempos.
   
Pero por favor no sigamos haciendo lo mismo que llevamos más de 60 años de hacer. No más improvisaciones, no más intereses personales de por medio, sino exclusivamente aquellos que nos lleven a lograr la meta que en 10 o 15 años pudiéramos estar aspirando a la tan ansiada clasificación en nuestro circuito. Efectivamente, no debiéramos buscar ni estamos para desear milagros, sino con los pies sobre la tierra encontrar a los instructores y capacitadores honestos y conscientes para alcanzar el objetivo.
   
El resultado positivo logrado por los ticos, quienes merecen una felicitación sincera por haber puesto en buen lugar el nombre de Centroamérica, debiera servirnos para hacer la cosas futbolísticas con calma, eso sí, con dedicación, honradez y tesón para salir del marasmo en que actualmente nos encontramos. Seguir haciendo lo de siempre, montando una selección con los futbolistas que supuestamente están en las mejores condiciones por el momento, es hacer lo de siempre, lo que ha dado malos o mediocres resultados, en vez de hacer las cosas bien desde un principio. Creo que es el momento ideal para dejar de lado el pesimismo y actuar con firmeza y decisión para exigir de nuestras autoridades deportivas seguir el buen ejemplo que los costarricenses nos pusieron enfrente.