Cuando la realidad nos alcanza


Es indiscutible que hay circunstancias en las que se viven momentos intensos, llenos de esperanza e ilusiones como los que sin duda embargan al equipo del gobierno recién electo y que tomará posesión en enero próximo. Sin embargo, habí­amos advertido que se vienen dí­as difí­ciles para el paí­s y que cualquiera que fuera el electo, deberí­a disponer de planes para enfrentar la emergencia derivada de la crisis económica que no es local sino que tiene ingredientes importados contra los que poco podemos hacer. De hecho ya estamos sintiendo los efectos y la crisis se vuelve local porque los precios del transporte, para empezar, se disparan y con ello presionan la estructura general de costos de bienes y servicios, además de que en poco tiempo tendremos que encarar la realidad del aumento al precio de la energí­a eléctrica porque seguimos dependiendo del crudo para generarla.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Y no se trata, ni por asomo, de querer arruinarle la fiesta a ninguno, pero habrá en realidad poco tiempo para celebraciones porque las cosas se están complicando y urge tomar decisiones. Mejor si se trata de decisiones de común acuerdo entre el gobierno actual y el que asumirá en enero, pero en todo caso es responsabilidad del presidente Berger hasta el 14 de enero dar respuesta a los reclamos sectoriales y de la población, por lo que no se puede posponer por mucho tiempo la toma de decisiones.

En el caso del transporte público el Gobierno parece inclinado a dar un subsidio que obviamente será algo temporal para cubrir las necesidades de los empresarios hasta enero próximo y luego el gobierno de Colom tendrí­a que encarar la situación ya sea prorrogando ese beneficio a los transportistas que es cubierto por toda la población del paí­s y no sólo por los capitalinos, o bien se dispone que el pasaje suba en alguna proporción que estarí­a por decidirse. Pero viendo que la idea del presidente electo en materia de combustibles apunta a una reducción de los impuestos existentes, uno pensarí­a que él también irá por la ví­a del subsidio como instrumento para paliar la crisis. Sin embargo, yo creo que debiera de empezar a sopesar la realidad del transporte en el área metropolitana y entender que el Gobierno central tendrá que jugar un papel en ese tema porque está totalmente rebasada la capacidad y hasta la jurisdicción del municipio. Por ello es importante que se definan polí­ticas de desarrollo para toda la región metropolitana, donde viven ya casi tres millones de personas, a fin de prevenir futuras crisis y hasta futuros conflictos derivados de la deficiente prestación de servicios públicos.

Gobernar un paí­s como Guatemala es sumamente difí­cil y complejo, sobre todo porque no tenemos definidas grandes lí­neas de acción que sirvan como para hablar de una continuidad en proyectos especí­ficos. Se sigue gobernando por corazonada, por impulso y por inspiración de momento, pero hace falta que se estructure un plan regulador que hacia los próximos años nos marque una senda que recorrer.

Creo que los Acuerdos de Paz tienen que seguir siendo la columna vertebral de esa planificación de futuro, y que el gobierno de Colom debiera de trascender usándolos como esqueleto de un plan de nación de largo plazo. Si algún recuerdo vale de su tí­o, es la visión futurista que éste tuvo al frente de la Municipalidad de Guatemala y que ahora podrí­a usar el futuro gobernante para dejar de lado esa tendencia a gobernar con pura visión de coyuntura.