Crudo y gasolina


Hoy publicamos datos del Departamento de Energí­a de los Estados Unidos en los que se da a conocer los precios de los combustibles en ese paí­s y entre las informaciones que proporciona ese departamento técnico hay una gráfica en la que refleja el comportamiento del precio de la gasolina y del petróleo crudo, que permite ver que la curva de aumento y descenso en ese paí­s es prácticamente paralela, es decir, que cuando subió el crudo aumentó de la misma forma el combustible, pero cuando bajó el petróleo, de la misma manera y con la misma tendencia bajaron las gasolinas.


Salvo una pequeña distorsión que se debe a la especulación que hubo con los huracanes en el Golfo de México, el resto de la gráfica tiene un impresionante paralelismo. Y eso es importante porque recordarán los lectores que La Hora cuestionó la opinión expresada por el Ministro de Energí­a y Minas de Guatemala en el Congreso, en el sentido de que el precio de la gasolina era independiente del precio del crudo y que la baja en éste no se reflejaba de igual manera en los combustibles.

Los datos que aparecen en la página web de información del Departamento de Energí­a norteamericano son ilustrativos y nos deberí­an servir para que las autoridades nacionales puedan rebatir los pobres argumentos de las petroleras que les han dado, evidentemente, atol con el dedo. Porque basta ver qué ocurre en otros mercados en los que hay más responsabilidad en el comercio para darnos cuenta que en nuestro paí­s nos siguen viendo la cara de papos.

Actualmente el valor de la gasolina en nuestro medio anda en valores cercanos a los tres dólares mientras que en Estados Unidos y en otros paí­ses el valor del galón está cercano a los dos dólares. Eso significa más o menos siete quetzales y medio de diferencia, de los cuales se justificarán unos tres o cuatro por motivos de fletes e impuestos, pero el resto es ganancia desmedida que no tiene justificación y que debiera de reputarse como especulación si nuestras autoridades hicieran en realidad su trabajo de establecer con criterios técnicos cuál debe ser el valor de los derivados del petróleo.

Porque lo que hacen hoy es aceptar como si fuera palabra sagrada lo que dicen las petroleras que se ponen de acuerdo porque saben que eso es lo que más les conviene. Pero hay forma de establecer los costos reales y con base en ellos fijar precios de referencia más adecuados. Cierto que desde tiempos de Ramiro de León Carpio se liberó absolutamente el mercado de los combustibles pero cabalmente eso es lo que hay que cambiar, entendiendo que el mercado absolutamente libre permite que la mano invisible se vuelva mano de mono.