Cruces sin corona


Textualmente dice don Silverio Ortiz: Primer folio de los ocho que escribió don Silverio Ortiz, de su participación al mando de un grupo de obreros que lucharon el 20 de Octubre de 1944. FOTO LA HORA: CORTESíA

De la Revolución de Octubre se ha escrito mucho, pero también otro tanto se ha dejado de decir. Pormenores que sus protagonistas saben y que jamás, los han dado a conocer. Residí­a yo entonces en la ciudad de La Antigua Guatemala. Estaba en la etapa de la pubertad cuando sucedieron los hechos que describo. En familia escuché los comentarios que a diario se hací­an de la situación polí­tica que se viví­a, de las reuniones secretas de los conspiradores y el ambiente de inseguridad que precedió a la revolución. Se temí­a la fuerza de la mano recia.

MARIO GILBERTO GONZíLEZ R.*
mariogilberto@telefonica.net

Combatientes del 20 de Octubre de 1944. El primero de izquierda a derecha es mi primo hermano José Laguardia Moreira, junto a otros compañeros de lucha. FOTO LA HORA: CORTESíA

En la mañana del 20 de octubre de 1944 -cuando a lo lejos se escuchaba las detonaciones de los cañones- vi pasar frente a mi casa de habitación, en la 4ª. calle oriente, a numerosos camiones que transportaban eufóricos a «poncistas» armados que iban a la Capital a defenderlo. Asegurada a la banda del sombrero, llevaban la efigie del General Federico Ponce Vaides, presidente Provisorio.

Y al atardecer y a prima noche del mismo dí­a, los volví­ a ver pasar a pie, sedientos, hambrientos y desfallecidos de cansancio, sin la euforia de la mañana y cada quien rumbo a sus lugares de origen.

Sucedió que «revolucionarios» apostados en el Guarda Viejo, al mando del Capitán Braulio Laguardia y con el respaldo de un tanque, los desarmaron y los devolvieron a pie inmediatamente.

Muchos participantes en esa gesta cí­vica, merecieron el reconocimiento público a su heroí­smo y a otros tantos se los tragó el olvido. Jamás se habló de ellos, ni merecieron ser normados en libros ni discursos.

A pesar de que su participación fue activa y decisiva, nada se dijo, no obstante que ofrecieron sus vidas para desterrar a la tiraní­a de largos 14 años y alcanzar, por fin, la libertad deseada.

Lucharon contra la tiraní­a opresora. Su ideal fue limpio y generoso y su entrega total, sin esperar recompensa. El gesto ejemplar de un patriota.

La pátina del tiempo cayó sobre su gesto y sus nombres y a esas cruces, jamás han llegado coronas de gratitud. El olvido fue su premio. Han sido necesarios más de 65 años para decir sus nombres.

Don Silverio Ortiz fue un lí­der obrero de larga militancia contra la tiraní­a. Siendo joven, su firma aparece en el documento del Partido Unionista que luchó hasta lograr la caí­da de la dictadura de 22 años de Manuel Estrada Cabrera. Fue amigo personal del Lic. Baudilio Palma -quien lo visitaba en su imprenta de la Avenida del Cementerio-. Ante la gravedad de salud del General Lázaro Chacón, participó ardientemente en 1930 a favor del Lic. Palma, por ser el Primer Designado a la Presidencia. Le hizo llevar obreros para su custodia personal a cambio de su Estado Mayor.

Llegó a cultivar amistad con los licenciados Jorge Garcí­a Granados, Federico Morales, Clemente Marroquí­n Rojas, Eugenio Silva Peña, Ernesto Viteri, José Marí­a Reyna Andrade; doctores Julio Bianchi, Mario Winderlein para citar algunos. Participó en reuniones diplomáticas junto a destacados lí­deres de entonces y anota don Silverio «…por ser el más conocido tendrí­a que caer toda su furia sobre mi persona, así­ que tres dí­as antes de tomar posesión de la presidencia, (el General Ubico) me manda a poner preso, comensó mi calbario durante los 14 años del rejimen…» (sic)

Ofrezco a mis lectores el texto í­ntegro, hasta hoy inédito, con su redacción original, del listado que escribió don Silverio Ortiz en papel ordinario y a lápiz, de los hombres que comandó para la revolución de octubre, con detalles cuidadosos de los muertos y heridos y una apreciación personal de la ofrenda que los obreros guatemaltecos, aportaron a la gesta cí­vica.

«Nómina de algunos de los valerosos Patriotas que lucharon en la Revolución del veite de Octubre por nuestras libertad. Ea qui la copiosa Sangre generosa de los Obreros quienes fueron organizados por Silverio Ortiz y seles debe emparte el triunfo. (sic)

«Muertos – Los que pertenecieron al Partido Centroamericano – está marcado con la letra C y la union civica con la -U- a la union civica. Miguel íngel González (C), Enrique Cruz (U), Emilio Ortiz (U), Julio Aguilar (C), Fidel Castañeda (C), Felipe López (C), José Miguel Estrada (C), Joaquí­n Bolaños Ortiz (C), Juan Garcí­a Flores, Pedro Rodrí­guez (C U) y José Mario de la Roca (C). (sic)»

«De los que a compañavan a Silverio Ortiz el 20 de octubre que eran como 25 murieron 3 dos por proyectil de cañon los que quedaron casi de sechos Son Cirilo Martinez de 53 año albañil – Jose Lion gomez como de 65 años albañil originario de Mixco la mismabala los destrozo a los dos compañeros – el tersero era un muchacho como de 19 años que a sia pocos dias que vino uyendo de la tirania de sugobierno del Salbador dejo su maleta recomendada por Santa Cecilia, el proyectil entro en el centido de recho y como a los dos meses se supo de su nombre Enrique Mendoza a cavava de cumplir una comision por el Santuario a que a vanzaran los obreros ya armados a citiar el Palacio asta ser contacto conlos de San Sebastián – El total de Bajas de los Obreros Organizados por Silverio Ortiz fueron 100 – 58 heridos 42 muertos de los cuales muchos no fue posible identificarlos ni el Dr. Carrillo Medico Forense del Hospital general No le fue posible por a ver estados echos una mole de carne y no ye var ni un solo papel en los bolcillos a consecuencia de las balas de cañon quedaron de se chos – Como 18 fueron desaparecidos – los que ya no se supo de ellos – los que se dieron por muertos Sus nombres fueron radiados y en la prenza publicados susnombres – segunda tos a procsimados que se tuvo de parte del enemigo tuvieron como 750 vajas dentro de soldados su mayor parte oficiales y policias y un alto jefe general Francisco Corado jefe de la Guardia de Honor, en el fuerte de Matamoros muere Federico Ponce hijo teniente hijo del Provisorio – todas estas bajas se de vio a la poca pericia de los jefes en el arte de la guerra de no saver empliar a su jente – jefes de figuron sin estractejia y sin ningun valor moral – aunque ambos vandos peliavan con las mismas clase de armas y el numero de los gobiernistas era doble mayor que los rebolucionarios eran 6 contra uno los dos fuertes el Palacio nacional, con mil hombres la Direcsio de la Policia y los orejas, la viacion que fue la primera en rendirse a las 4 de la mañana – la via de guadalupe con mas de 300 hombres bajaron de los pueblos vecinos a sostener la tirania ya a las 5 de la mañana fue un combate reñido el jefe de se sector estava suvido en un sipresal vi en copado a siendo fuego con una metrolladora la que nos causo varias vajas.» (sic)

«Eridos dentro de ellos ay 7 mutilados en la miseria» (…) «Ea qui el timbre de orgullo y admirasión de la mujer guatemalteca las que se unen al Hombre en las grandes cauzas Patrias o frendando su vida en redencion de las libertades conculcadas por los tiranos.

«A las tres y media de la mañana la Rebulucion estaba a pronto de fracazar dos del triunbirato acompañados del joven de Lion atraviesan las linias de fuego son ellos Jorge toriello y jacobo arbenz y sedirijen al Dr. julio Bianchi manifestandole que los 800 obreros questavan peliando no alcanzavan a cuvrir toda la estención donde se combatia al enemigo y que todaví­a avian 3,000 armas disponibles. El Licenciado. Federico Morales le comunica a Ortiz lo que piden los jefes por te lefono y este a suves manda a los suyos a los barrios a gritar a los vecinos que se vayan armar a la guardia de Honor por que se pierde la Rebulucion asta este momento sedieron cuenta los vecinos que no era Ponce el de las es cara muza para ter minar con los Partidos eran los Patriotas – Son las mujeres las que primero salen a las calles armadas de palos machetes puñales gritando a los vecinos que se fueran armar a la guardia de Honor porque se perdia la Rebulucion este momento es el mas angustioso para los jefes Revolucionarios – La señorita Comadrona Argelia Perez Capitaniava umpeloton de mujeres por las calles gritando que se fueran armar y no satisfechas con esto van ademandar armas para luchar contra la tirania son Cristina anita garcia – Maria Antonieta Soto – graciela Cruz – Margarita Lajpop – Petrona y Concepcio Montenegro – Virginia Estrada garcia – Juana gonzalez – Jesús Batres v. de Monzon – Enriqueta Canel Parir – Amalia de Figueroa – Maria del Cid – Piedad de Orantes – En esta lista faltan muchos balores de los que lucharon por nuestras livertades por a verse curado sus eridas en sus casas y no dieron parte – En sumayoria pertenecen a las clase trava jadora y según verciones destas combatientes disen quen toda la noche del 20 no vieron otro cector peliar solamente militares y soldados sino fue asta que la difusora da va la noticia que Ponce se a via rendido – ya entonces se vio otros valores armados por las calles – Pero gracias a la Providencia que los Barrios a cudieron inmediata mente a reforsar el movimiento ya a las 4 y media sereanuda el combate después de 15 minutos de silencio entraron con bravura es el Pueblo questa luchando contra la tirania – son los jóvenes militares qui enes les dan balor a los obreros hoy son el idolo del Pueblo an tes eran odiados – ya a las 7 de la mañana son derrotados los gobiernistas de las calles se ven correr a refugiarse a sus cuarteles y otros uyen por los barrios lo mismo lo a se la Policia – el Pueblo y los militares jóvenes an tri unfado solamente ay es cara muza de viles – so lamente falta el cuartel de la via de guadalupe que es muy sinnificante ya a las 9 de la mañana comensaron los tratados de la rendicion lo demas ya no vale la pena de a ser mencion.» (sic)

í‰stos son fragmentos del documento y con su propia ortografí­a que escribió don Silverio Ortiz en 1944, de su participación al mando de obreros combatientes y que, hoy se conoce, cuarenta años después.

* Publicado en El Imparcial. Guatemala, 6 y 7 de noviembre de 1984.-