Según expresiones de paisanos zacapanecos y de mi misma camada, allá por la década de los sesentas, un niño oriundo de la aldea Llano Verde del Municipio de Río Hondo, a quien cariñosamente le llamaban Guayito, fue identificado por los pobladores de aquella época, como un niño que vivía en extrema pobreza, sus padres, eran personas nobles, cultas, de muy buenas costumbres, pero, de escasos recursos económicos y se dedicaban al trabajo del campo. Sus padres y el niño Guayito, al verse en su situación precaria en que vivían, decidieron dejar su tierra natal y emigrar a los Estados Unidos, pensando como todos, en un futuro mejor. En aquel país, en el Estado de Rhode Island, creció con una mentalidad empresarial y ante todo con el perfecto amor a Dios, ya que en aquel lugar entregó su vida a Jesucristo. En aquella localidad del Norte, sufrió una terrible enfermedad, de la cual estimó que no había posibilidad de vida, según diagnóstico médico. Debido a ello, optó por pasar los últimos días de su vida en la aldea Llano Verde, tierra bendita que lo vio nacer. Estando en su lecho de enfermo, imposibilitado de moverse, un anciano llega hasta su cama, y extendiendo su mano le solicita una ayuda. Carlos Vargas al verse incapaz y sin la menor posibilidad de poder ayudar al menesteroso anciano, fija sus ojos en el rostro de aquel pobre viejito, y a partir de ese momento, surge en su corazón un sentimiento y en su mentalidad la idea de la fundación de un asilo para ancianos. Sin embargo, antes del quebrantamiento de espíritu, Carlos Vargas hizo un pacto con Dios: «Señor, si me prestas la vida, y me levantas de esta cama, prometo entregar mi vida al servicio de los pobres». Dios escuchó el clamor, lo restaura totalmente, lo levanta de aquella cama; y es así como se inspiró y echa a andar el proyecto que más tarde, es decir en 1987 se convierte en lo que hoy conocemos como el asilo para ancianos «Oasis del Edén». A raíz del testimonio antes mencionado, surgen otros proyectos que ya han sido hechos una realidad, entre ellos, un orfanatorio, un colegio, un centro nutricional, casas para familias pobres, pozos de agua, comedores infantiles, y lo más reciente es la construcción que se está llevando a cabo, del Hospital Pediátrico «San Lucas». Además, se han invertido cientos de miles de quetzales en operaciones para niños entre quienes figuran, Juanito, un niño que tenía su rostro desfigurado a causa de tener labio leporino; hoy Juanito es un testimonio y sonríe al igual que otros niños. El misionero Carlos Vargas, es el principal fundador y máximo dirigente del Ministerio Cristiano Internacional «Esperanza de Vida». Hacemos un llamado a personas particulares, funcionarios públicos y empresas generosas que deseen colaborar con dicho Ministerio, pueden comunicarse, para mayor información a www.esvida.org o llamando a los teléfonos 7927-4904 y 7927- 4951.