Ni usted, ni yo, ni nadie somos perfectos. Las abuelitas todavía dicen que «sólo Dios es perfecto.» Podría ser pero a mí no me consta.
El asunto es que con la evolución, el ser humano llegó a desarrollar, si no su inteligencia porque hay demasiados brutos en el mundo, al menos un poco o mucho sentido común, aunque algunos digan que es «el menos común de los sentidos». Eso tampoco lo sé, ni lo afirmo. El caso es que todos tenemos derecho a equivocarnos, pero aquí y ahora, muchos abusan de ese derecho y pierden totalmente el sentido de la razón para caer en la ineptitud más asombrosa y la negligencia más cínica.
Si. Ya ustedes sabrán que me refiero al caso de los 82 millones de quetzales que un señor que se llama Raúl Girón y que estuvo frente a ilustrísimos diputados, el perínclito superintendente de bancos, el ilustrísimo contralor general, el notable Procurador General de la República y para terminarla de amolar el recién nombrado FISCAL GENERAL DE LA REPíšBLICA DE GUATEMALA AMíLCAR VíSQUEZ, a quien, conozco sólo por sus metidas de pata al nomás asumir el cargo, para lo cual voy a dar una explicación de una fuga anunciadísima: la de, precisamente, Nadapendejo Girón. Ladrón de cuello blanco que se esfumó ante la mirada de dignatarios y no dignatarios, sino de funcionarios inútiles y por lo tanto ineptos.
Cuando desapareció Girón, en breves minutos y después de haber estrechado la mano y posiblemente dado algún abrazo a los ilusos que esperaban que devolviera los 82 millones de quetzales que el Congreso de La República, gracias a la complicidad de algunos, le había entregado, los presentes fueron cuestionados por no haber previsto la posibilidad de esa fuga y ¡sorpresa! el nuevo fiscal tuvo la ocurrencia de decir que no se había evitado esa huida porque «respetamos la ley». ¡Hue…chos! digo yo, pobre abogado.
Girón dijo claramente que no tenía el dinero y que «pedía más tiempo para devolverlo». De acuerdo con la Constitución no hay prisión por deudas, ni existe delito que no esté expresamente señalado por la ley y, efectivamente, había un ofrecimiento de devolver el dinero y un plazo que expiraba en ese momento, por lo tanto NO SE PODíA PEDIR LA ORDEN DE CAPTURA YA QUE TAN «RESPETUOSOS» DE LA LEY SOMOS, COMO LO DEMUESTRA NUESTRA TERRIBLE Y DESPIADADA HISTORIA.
Pero, lo que se le olvidó al Fiscal, y a los asistentes es que en ninguna ley, dentro de cualquier fase investigativa, (se estaba investigando el paradero de 82 pinches millones de quetzales, no del Congreso, sino del pueblo baboso del cual formo parte) prohíbe la vigilancia de una persona sobre la cual hay presunciones y evidencias fundadas de que pudo haber cometido un delito. Si yo hubiera sido alguno de esos «asesores» que tienen estas instituciones, le hubiera dicho al oído a mi jefe, antes de la reunión: «Decile al Ministro de Gobernación o al Director de la policía que con urgencia nos mande unos ocho guaruras experimentados en seguimiento, en dos vehículos y otros dos en motocicleta para que sigan a este delincuente «infieri», hasta cuando entre al baño porque esto, hasta para un discapacitado mental, huele desde hace días a fuga planificada.»
El fiscal debió haber tenido listo ya el requerimiento al juez de una orden de captura por «caso especial de estafa», «apropiación y retención indebida» y al menos tres delitos más, que el juez, posteriormente, cuando Girón estuviera en el Gran Pavo, realizaría, como lo ordena la ley, la calificación de los delitos. El señor del Ministerio de Economía, que con amplia sonrisa dijo que como Registrador (o algo así) de las entidades financieras de valores, tenía la capacidad para ordenar la intervención de la empresa MDF y el superintendente de bancos, quien también pudo haber actuado, cosa que no se hizo pues «hasta el momento no había motivos para actuar contra el MDF» ¡¡voytelas!!
El final de esta crónica es que Girón ya se llevó sus millones, igual que los de Bancafé y el Banco de Comercio entre muchos otros, que los funcionarios están para jugarlos a la mosca, que el pueblo cada día esta más jodido y que, el presidente Colom, mientras todo esto ocurre sigue viajando y no dice nada sobre el caso de su sobrina política, su cuñada y otros parientes por supuestos hechos «anómalos». Perdona ílvaro Colom que de nuevo te trate de vos por la amistad que una vez tuvimos, pero te pregunto: ¿Estas cosas que dañan al país no te preocupan? ¿Seguirás con esos ineptos funcionarios? ¿Seguirás viajando igual que tu vice mientras aquí en tu patria todo se está viniendo al suelo de la vergí¼enza y la ignominia?…