Crí­ticas por beneficios de gasolineras


Los dos gigantes petroleros británicos, British Petroleum (BP) y Royal Dutch Shell, suscitaron una vez más comentarios crí­ticos esta semana en Gran Bretaña, al anunciar una fuerte alza de sus beneficios, en momentos en que la gasolina sigue vendiéndose a precios elevados.


Ambas petroleras anunciaron esta semana resultados excelentes: los beneficios netos de BP en el tercer trimestre escalaron un 83%, mientras que Shell registró una subida del 22% en el mismo periodo, gracias sobre todo a la disparada de los precios del crudo durante ese periodo.

Estos incrementos suponen unas sumas de unos 10.300 millones de dólares para BP y de 8.450 millones de dólares para la angloholandesa, es decir, en un sólo trimestre, el equivalente del Producto Interior Bruto anual de paí­ses como Mozambique, Armenia o Nepal.

El volumen de negocios trimestrales también son astronómicos: 105 mil millones de dólares y 132 mil millones de dólares, para BP y Shell, respectivamente.

Todos estos millones irritan a los británicos, exasperados por la falta de repercusión proporcionada en los precios de las gasolineras.

Además, los seis operadores de gas y electricidad en Gran Bretaña aumentaron sus tarifas entre 9 y 35% durante el tercer trimestre, debido al incremento de los precios del petróleo, que alcanzaron un máximo de 147 dólares el barril en julio.

Ahora las cotizaciones del crudo han bajado a más de la mitad, pero los consumidores siguen esperando que los operadores adapten conformemente a la baja las tarifas.

El primer ministro británico, Gordon Brown, pidió el martes a las petroleras que hagan repercutir la caí­da del precio del barril en las gasolineras.

«De la misma forma que la gente ve inmediatamente reflejada el alza de los precios (del crudo) en la gasolina, pido que se reflejen también los precios actuales», alrededor de los 60 dólares, dijo Brown.

Los sindicatos fueron más virulentos.

«Mientras los pobres y los más vulnerables no llegan a fin de mes ni pueden calentarse, las compañí­as petroleras codiciosas se embolsan tanto dinero que ya no llegan ni a contarlo», denunció Tony Woodley, secretario general adjunto de Unite, el mayor sindicato del paí­s.

El portavoz de los liberales-demócratas, tercera fuerza polí­tica, Steve Webb, criticó que «estos beneficios gigantescos vayan a convertirse en una pí­ldora difí­cil de tragar para las familias que tienen problemas para pagar sus facturas».

«La cuestión crucial es saber si estos beneficios serán invertidos en necesidades energéticas a largo plazo en Gran Bretaña, particularmente, en energí­as renovables, o si serán simplemente dilapidadas bajo forma de cuantiosos dividendos», añadió Webb.

Muchos diputados, inclusive del Partido Laborista en el poder, reclaman un impuesto suplementario para las grandes petroleras.

Pero el gobierno, que ya dobló en 2006 la tasa sobre los beneficios que éstas obtienen de sus actividades en el Mar del Norte, se resiste, al alegar que ya ha pedido a las mayores compañí­as de energí­a doméstica tomar medidas para ayudar a los más vulnerables este invierno.