Organizaciones no gubernamentales y la oposición arreciaron sus críticas al modelo económico salvadoreño de corte neoliberal, que se sostiene gracias a las remesas de la «sufrida» emigración, a menudo ilegal, y que en el 2007 alcanzaron los 3.695 millones de dólares.
«El modelo neoliberal aplicado en El Salvador topó (se agotó). El costo de vida se disparó y el único aliciente de algunas familias es la remesa familiar que recibe», aseguró el director del Centro para la Defensa del Consumidor (CDC), Armando Flores.
Las críticas al modelo económico se intensificaron con motivo de conmemorarse el miércoles, 16 años del fin de una sangrienta guerra civil que tuvo su origen en el cierre de los espacios de participación política y la injusticia social.
El jefe de la bancada legislativa del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda), Salvador Sánchez, aseguró que «los gobiernos de derecha impusieron un modelo económico, político y social neoliberal que dividió a la sociedad salvadoreña, entre una inmensa mayoría de pobres y una reducida minoría de privilegiados que concentra cada vez más el ingreso nacional».
«Este modelo, aplicado sin ningún tipo de consideraciones, generó la fragmentación de la sociedad y de las familias salvadoreñas, disparando los índices de delincuencia, de corrupción gubernamental y de irrespeto a la vida, promoviendo al mismo tiempo la migración como única salida a la pobreza y el desempleo», aseguró Sánchez.
A ello se suma la dolarización de la economía, que entró en vigor en 2001, y que según muchos críticos, no ha hecho más que aumentar el costo de la vida que perjudica de manera particular a los más pobres.
Los 2,8 millones de salvadoreños en el extranjero, de los cuales 2,3 viven en Estados Unidos, enviaron en el 2007 un total de 3.695 millones de dólares que representan un 18,1% del PIB, según datos del Banco Central de Reserva.
El PNUD, en su informe de Desarrollo Humano 2007, concluyó que «de no ser por las remesas, El Salvador sería no sólo un país con más población en situación de pobreza, sino que también un país bastante desigual».
Según investigaciones del CDC, sólo la canasta básica alimentaria registra en enero un costo de 163 dólares en el área urbana y 122 dólares en el área rural.
Por su parte, el director del Observatorio de Economía y maestro universitario, Raúl Moreno, comentó que El Salvador tiene «una economía parasitaria, que utiliza para mantenerse a flote del sacrificio de un gruo social de la población salvadoreña que ha sido marginado por las mismas políticas públicas y que se ve obligado a emigrar».
Según Moreno, en este país centroamericano la desigualdad se ve muy marcada por cuanto «el 62% del PIB de El Salvador es ganancia de los empresarios, el 32% remuneración de los empresarios y 6% es impuestos para el gobierno».
Para encaminar la economía local a un «estado más justo», Moreno sugiere «revisar» las causas estructurales de los problemas que genera el sistema capitalista salvadoreño.
El Salvador, con escasos 20.742 km2, tiene a cerca de un 40% de sus 5,8 millones de habitantes viviendo en una situación de pobreza.
Salvador Sánchez
Jefe de la bancada legislativa del FMLN