Mientras que en diez años se han registrado 190 amenazas de muerte contra defensores de Derechos Humanos, de las cuales pocas han sido consideradas como importantes, las intimidaciones contra el presidente ílvaro Colom, dadas a conocer ayer, son denominadas como «actos terroristas». Sin embargo, analistas coinciden en que esto sólo es reflejo del clima de inseguridad en que debe vivir el ciudadano de a pie.
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No existe diferencia entre el ciudadano común y ílvaro Colom, «el mismo derecho a la seguridad y justicia tiene el Presidente como cualquiera que debe enfrentar la violencia de cada día», señala Alejandro Sánchez, experto en temas de justicia y seguridad ciudadana del Instituto de Análisis e Investigación de los Problemas Nacionales de la Universidad San Carlos, (IPNUSAC).
Sánchez comenta que el problema de seguridad, para todos los guatemaltecos, es grave y no está siendo atendido como se debe, por lo que este tipo de intimidaciones debe hacer que el mandatario se dé cuenta que el sistema de justicia no está bien encaminado.
Claudia Samayoa, de la Unidad de Defensores de Derechos Humanos, y quien también ha recibido amenazas, señala que desde el año 2000 se han registrado 290 intimidaciones escritas para activistas de Derechos Humanos, éstas por medios electrónicos, mensajes telefónicos o cartas.
Además, menciona el caso de Norma Cruz, quien por su labor realizada ha recibido 96 amenazas de muerte durante este año.
TERRORISMO
Por otro lado, el uso del término terrorismo es inadecuado, indica Samayoa, pues éste se refiere a otras situaciones y señala que estas amenazas son actos «de tortura» porque generan daño psicológico en quien las recibe.
Sin embargo, explica que con el ataque al mandatario se pretende crear tensión en la ciudadanía, «no ocasiona daños en el Presidente, porque él tiene operativos de seguridad, es distinto cuando las amenazas son a ciudadanos», explica.
REFLEJO
En medio del clima de inseguridad y violencia en que se encuentra la sociedad guatemalteca, el hecho de que el mandatario reciba este tipo de amenazas refleja «el clima de impunidad y el colapso de las instituciones encargadas de seguridad y justicia», explica Manfredo Marroquín, de Acción Ciudadana.
«Si ya se atreven a amenazar al Presidente, ¿qué no le pasa al ciudadano común de a pie que en muchos casos es extorsionado y tiene que dejar una vida normal?», señala.
Igual opina Mario Mérida, analista en seguridad, «nos envía un mensaje al resto de guatemaltecos, si se atreven a amenazar al Presidente, cómo no vamos a estar expuestos los 13 millones de guatemaltecos». Además, expone que se refleja la magnitud de ingobernabilidad superior a la que ya se vivía en el país.