La confianza de los empresarios y los consumidores de la Eurozona (15 países) retrocedió en forma drástica en octubre para alcanzar su nivel más bajo desde 1993, demostrando la influencia de la crisis financiera en la economía real y aumentando la presión sobre los gobiernos para adoptar medidas.
El índice de confianza económica, un indicador que resume la opinión de los empresarios y los consumidores, perdió más de siete puntos para establecerse en 80,4 puntos, contra 87,5 puntos en septiembre, lo que significa el retroceso más fuerte en un mes desde su creación, en enero de 1985.
Este nivel, nunca visto en quince años, es muy inferior a las expectativas de los analistas, que apostaban a 85,3 puntos.
Hasta el momento, la confianza en la Eurozona había retrocedido pero sólo hasta su nivel de fines de 2001, tras los ataques terroristas del 11 de septiembre.
Para el conjunto de los 27 países de la Unión Europea (UE), la confianza también cayó a su nivel más bajo desde 1993, perdiendo 7,4 puntos para establecerse en 77,5 puntos.
El retroceso afectó más a los sectores de la industria y la construcción que al de los servicios y ningún país quedó exento.
«El último informe de la Comisión Europea es simplemente aterrador», indicó la analista Jennifer McKeown, de la consultora Capital Economics, al referirse a la caída generalizada de la confianza registrada en toda Europa.
Holanda fue el que sufrió el retroceso más importante (-11,3 puntos), seguido de Francia (-6,5), Italia (-6,1), el Reino Unido (-5,7), Polonia (-5,1 puntos), Alemania (-4,8) y España (-3,5).
Según otro informe de la Comisión, el índice de clima de negocios, que mide sólo la confianza de los industriales, también se desplomó en octubre en la Eurozona, tocando su nivel más bajo desde septiembre de 2001.
«El torbellino en el sector financiero, los precios muy bajos de las acciones y el ajuste de las condiciones de crédito ha aumentado los temores sobre las perspectivas económicas globales y nacionales», explicó de su lado Hoard Archer, economista del instituto Global Insight.
La acumulación de indicadores negativos no hace más que aumentar la presión sobre Bruselas, los gobiernos nacionales y el Banco Central Europeo (BCE) para que adopten medidas contra una crisis cuya verdadera dimensión provoca cada vez más preocupación.
En efecto, la transformación de la crisis financiera en recesión económica ya no deja más dudas y debería ser oficialmente confirmada en los próximos días cuando el instituto europeo de estadísticas Eurostat publique las cifras para el tercer trimestre de 2008.
Ante esta situación, la Comisión Europea anunció ayer la presentación a fines de noviembre un plan de relanzamiento económico para la UE, e hizo un llamamiento al BCE para que recorte sus tasas de interés (actualmente en 3,75%), reafirmando además su flexiblidad ante el aumento de los deficits públicos nacionales.
El plan europeo incluirá «acciones en el corto plazo» con la prioridad «es minimizar el impacto (de la crisis) sobre el empleo, el poder adquisitivo y la prosperidad de nuestros ciudadanos», dijo el presidente de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso, sin dar más precisiones.