Crisis financiera mundial (II)


El 16 de junio expusieron el doctor Eduardo Cavallo del Banco Interamericano de Desarrollo, y el doctor Ricardo N. Bubczuk de la Universidad Nacional de la Plata, Argentina.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

El doctor Cavallo se refirió a las lecciones aprendidas de crisis financieras pasadas, a las caracterí­sticas de las crisis actuales y los canales de transmisión, América Latina y el Caribe, aplicando el pasado al presente como dilemas de polí­tica económica.

 

Señaló lo aprendido de las crisis financieras sistémicas en la región. Indicó que las polí­ticas expansivas ayudan a mitigar el colapso post crisis, que las condiciones iniciales son cruciales aunque no marcan un destino inexorable, que la persistencia de la crisis es clave y que los paquetes financieros externos son esenciales cuando las condiciones iniciales no son propicias.

 

El doctor Cavallo concluyó que América Latina y el Caribe están ante dos posibles escenarios y que dependerá de cómo cada uno de los paí­ses actúe para tener una recuperación global dinámica o experimentar en una recuperación lenta tasas de crecimiento negativas en los años 2009 y 2010 y el promedio de crecimiento pueda ser durante los próximos cinco años casi cero.

 

Insistió en la importancia que la región comprenda que tiene dos dimensiones interrelacionadas, proteger la estabilidad macroeconómica y proteger las mejoras sociales de los últimos años. Ambos objetivos requieren una estrategia complementaria entre el Fondo Monetario Internacional y los bancos multilaterales en lo que respecta a ayuda financiera y condicionalidad que evite el riesgo moral.

 

El doctor Ricardo N. Bubczuk, al abordar la actual crisis, dijo que la misma surge en Estados Unidos el paí­s con el sistema financiero más profundo y sofisticado del mundo; que la crisis no tiene origen en la económica real sino en el fracaso de la innovación financiera lo que trae consigo el default de muchos instrumentos triple A y que la misma ha propiciado una intensa y extendida intervención estatal en economí­as lí­deres del liberalismo.

 

Manifestó que los participantes en el mercado financiero originaron de las hipotecas comisiones desligadas del riesgo del repago de los préstamos, que los bancos comerciales se curitizaron y transfirieron los préstamos a terceros, en su caso bancos de inversión que realizaron un alto apalancamiento con un sobre optimismo, en los que las compañí­as calificadoras de riesgo  incurrieron en un conflicto de intereses, en una ausencia de disciplina de mercado y en una falta de competencia efectiva, que la creencia en la desregulación financiera produjo la subestimación del riesgo sistémico de intermediarios no bancarios, todo lo que concluyó en la crisis financiera actual.

 

Señaló que la crisis es mayor en cuanto más baja es la tasa de crecimiento del producto o mayor es la tasa de interés real o más bajo es el Producto Interno Bruto per cápita o más baja es la calidad de las instituciones; que la evidencia empí­rica a nivel internacional revela que la probabilidad de crisis es mayor cuando más generoso es el régimen de seguro de depósitos o menos concentrado es el sistema financiero o mayores son las restricciones sobre las actividades permisibles o mayor es la participación de la banca pública.

 

Concluyó que es deseable que el sistema financiero crezca pero lentamente, que exista innovación financiera pero bajo un monitoreo concienzudo del regulador, que cada paí­s debe medir beneficios y costos y que un buen regulador no es el que salva a un sistema en llamas sino el que lo previene. Las jornadas concluyeron con una mesa redonda.