Una serie de interrupciones de servicios básicos en Barcelona sometieron a la ciudad olímpica conocida por sus espectaculares diseños a diversos caos en el transporte y en el suministro de energía, dos semanas y media después de padecer el apagón más grave de su historia.
Hoy, fueron la intensa lluvia de madrugada y la caída de un rayo las causas de retrasos y anulaciones en el servicio ferroviario y un apagón parcial por inundaciones en las afueras de Barcelona y en su barrio más emblemático, el Ensanche, pero el suministro pudo ser rápidamente restablecido.
Fueron los últimos incidentes dos semanas y media después que el 23 de julio cayera un cable de alta tensión sobre una Subestación eléctrica, lo que produjo la disfunción en cadena de otras subestaciones, dejando sin suministro a unos 350 mil usuarios.
Un centenar de generadores –que las eléctricas prometieron sacarán de circulación en septiembre– inundan las calles de Barcelona, para mayor irritación de aquellos usuarios que padecieron sin luz durante casi 48 horas y que ahora deben soportar el ruido permanente y la contaminación producida por la combustión.
Si a esto se le suma que «en lo que llevamos de año hay un incidente cada tres días» por las obras para el trazado de la línea del tren de alta velocidad que funcionará a finales de año, como editorializó el miércoles El Periódico, el caos eléctrico y circulatorio es pan de todos los días en la capital catalana.
Tampoco se exime de disfunción el aeropuerto de El Prat, encadenado en el caos esta vez por culpa de la distribución de las maletas, causante los dos últimos días de retrasos considerables en vuelos de centenares de miles de pasajeros de vacaciones.
Las administraciones central y regional achacan, en el caso del apagón, la culpa a las eléctricas, la distribuidora Red Española de Electricidad (REE) y Fecsa-Endesa, que al día de hoy tampoco aseguran cuándo se restablecerá definitivamente la normalidad, sin generadores contaminantes sonora y medioambientalmente.
La «importancia y gravedad de los hechos», son «impropios de un país como Cataluña y de una sociedad que en tantos aspectos goza de un nivel de prosperidad, de modernidad, desarrollo admirables», afirmó el Conseller (ministro) de Economía, Antoni Castells.
Su departamento de energía abrió inmediatamente dos expedientes informativos, uno a REE y otro a Fecsa-Endesa, cuyas conclusiones pueden «derivar en la instrucción de expedientes sancionadores, que pueden dar lugar a sanciones que pueden llegar a los 30 millones de euros», explicó Castells en su comparecencia ante el Parlament catalán.
La ministra de Fomento (Obras Públicas), Magdalena Alvarez, que el martes asistió de improviso a Barcelona para pedir «paciencia» a los usuarios y ponderar a Renfe y al Aeropuerto, comparecerá el martes 14 ante el Congreso de los Diputados para explicar la situación, las medidas a tomar y a responder a las exigencias de responsabilidades que le plantea la oposición.
Los partidos catalanes aprovechan para recordar su permanente lamento de que faltan inversiones serias en la infraestructura catalana.
Refiriéndose al apagón, Castells sostuvo que probablemente se deba a una suma de factores: «inversión insuficiente, inadecuado mantenimiento de las instalaciones y un problema de diseño y concepción de la red».
El problema es que hubo «privatización pero no liberalización real» en el caso de las eléctricas, lo que parece haber contribuido «a que las empresas piensen más en los beneficios y los dividendos que en los consumidores y en la calidad del servicio», concluyó.