Crisis en la vida de toda persona


La crisis puede ser  un evento esperado o inesperado que conlleva cambios dentro de la vida y estos así­ mismos pueden ser vistos como situaciones de riesgo o de oportunidad.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Existen etapas normales en la existencia  que provocan el desarrollo de ansiedad en el ser humano.  Ejemplo es  la adolescencia.  También eventos esperados y muchas veces  deseados pueden contribuir  a una situación de sensación de inestabilidad.  Entre algunos a mencionar se encuentran los siguientes: cambios en las áreas académicas y de trabajo, la constitución e integración de una familia, las nuevas oportunidades que surjan  para la mejora de nuestras existencias, entre otros.

Situaciones que conllevan dolor y duelo del mismo modo son proclives a desencadenar crisis en la existencia humana provocando cambios indeseables  acompañados de sufrimiento.

Dentro del desarrollo de una crisis podemos observar como denominador común  la generación de cambios. Estos pueden ser dramáticos y penosos, pero también, los que se encuentran  en función de beneficio propician la sensación de vulnerabilidad y pérdida de un estatus al cual nos habí­amos acostumbrado.  Esto   se traduce en la necesidad de la consecución de nuevos recursos de enfrentamiento a situaciones consideradas como nuevas y que de alguna manera pueden ser observables con  mayor número de responsabilidades y riesgos.

El mundo se encuentra atravesando una crisis económica y social.  Las economí­as de los paí­ses grandes y pequeños han sobrellevado grandes problemas y esto ha repercutido en la generación de mayor pobreza y desempleo. Esto ha concebido en las personas la aparición de sentimientos de frustración, tristeza y desesperación, los cuales pueden desencadenar el surgimiento de enfermedades depresivas y psicosomáticas, también, convertirse en manifestaciones de violencia autoinfringida.

«La OMS ha asociado a la pobreza con cuadros de estrés que se vinculan al desempleo, exclusión social y contextos de violencia e inseguridad. La directora de esta institución ha declarado que: No nos deberí­a sorprender ni deberí­amos subestimar las consecuencias de la actual crisis financiara, la crisis aumentará los desórdenes mentales ya existentes».

Cuando nos referimos a la crisis social lo primero que se nos ocurre es la observancia de la violencia en la cotidianidad.  La familia que ha sustentado la base de la sociedad cursa con desintegración y  sus problemas que le han sido propios y han permanecido escondidos han surgido con toda claridad.  Los valores y virtudes humanas han perdido su contexto y han suscitado controversia. Aunado a lo anterior, las expresiones de conducta violenta y la falta de protección  ante ésta son factores que han contribuido a aumentar la zozobra de las personas ante sus vidas. Con la consecuente ampliación de estrés y desencadenamiento de desórdenes emocionales.

Se ha descrito que el sentimiento subjetivo de que nos encontramos ante una crisis es más poderoso que ésta.  Por lo cual han surgido sugerencias para afrontarla de mejor manera.  Entre ellas se encuentran las siguientes: 1. Detección de cuadros depresivos, adictivos y otros desórdenes psiquiátricos así­ como el  establecimiento temprano de tratamiento; 2. Mirar lo que tenemos y no lo que nos hace falta; 3. Hacer énfasis en la calidad de personas que deseamos ser; 4. Valorar lo que gastamos y como lo gastamos (organizar gastos e ingresos); 5. No crear alarma, esta nos lleva al descontrol y evita que seamos capaces de buscar soluciones; 6. Hay que evitar exagerar la amenaza; 7. Creación de un plan de acción (con metas claras realistas y progresivas); 8. No postergar lo inevitable, afrontar las situaciones; 9. Realizar actividades estimulantes y recreativas; 10. Buscar un sistema de redes de apoyo en el campo familiar, social y espiritual; 11. Cuando sea necesario un tiempo determinado para expresar nuestra tristeza y/o desconsuelo, vivenciarlo, pero no quedarnos paralizados en el mismo; 12. Evaluación de situaciones de peligrosidad y establecimiento de medidas de seguridad.

A manera de consuelo es importante tener en mente que una crisis tiene un lapso de duración y en tanto a ello se ha dicho: «no hay enfermedad que dure cien años ni enfermo que los aguante», «que la crisis de hoy es el recuerdo del mañana». Y es bueno acordarse que han existido otros momentos difí­ciles en la vida y los pudimos afrontar teniendo incluso la ganancia posterior de sentirnos mejores con nosotros/as.

Hoy, jueves 27 de mayo a las 18:00 Hrs.  Invitación a un Conversatorio facilitado por mi persona y dirigido a público interesado sobre el tema ¿Cómo enfrentar momentos de crisis en la vida? Admisión gratuita, solo previa confirmación, cupo limitado. Para mayor información e inscripción llamar a los teléfonos: 23843499 y 23843414.