Crisis en Iglesia de Polonia


Confesión. Stanislaw Wielgus, arzobispo de Varsovia, confesó que colaboró con la ex policí­a secreta polaca comunista.

La confesión del nuevo arzobispo de Varsovia, Stanislaw Wielgus, de que colaboró con la ex policí­a secreta polaca comunista, ha sumido a la poderosa Iglesia católica de Polonia en una crisis sin precedentes, estiman los analistas.


«Es la crisis más grave de la Iglesia polaca», titula hoy el diario de derecha Dziennik. La mayorí­a de los comentaristas lamentaba la tardí­a confesión que el prelado sólo hizo después de haber asumido sus funciones el viernes para suceder al cardenal Josez Glemp, que se jubiló.

«Es un momento dramático para la archidiócesis de Varsovia, y no sólo para él», estima Wieslaw Chrzanowski, ex presidente del Parlemento polaco.

«Los próximos meses y tal vez los próximos años serán difí­ciles tanto para monseñor Wielgus como para los fieles», estimó este intelectual católico.

Dividida entre integristas y progresistas, la Iglesia católica de Polonia habí­a mostrado una unidad ejemplar en el momento del deceso en abril de 2005 de Juan Pablo II, a quien los polacos llamaban «nuestro Papa», pero el año pasado se abrió un debate sobre la colaboración del clero polaco con los antiguos servicios secretos comunistas.

La Iglesia, principal muralla durante 40 años contra el antiguo régimen, ha guardado silencio desde hace 17 años acerca de sus relaciones con el poder totalitario de la época.

El clero se vio obligado muchas veces a mantener contactos con la policí­a secreta (SB), pero más de 10% de sus miembros se convirtieron en sus colaboradores, según los historiadores.

En un mensaje enviado a los fieles y publicado el viernes en la noche, monseñor Stanislaw Wielgus asumió su «error» y dijo que se someterí­a a la decisión del papa Benedicto XVI.

«Confieso hoy frente a vosotros este error que cometí­ en el pasado, como ya se lo habí­a confesado al Santo Padre», declaró Wielgus en ese mensaje leí­do el sábado en las iglesias de la arquidiócesis de Varsovia.

«Declaro al Santo Padre que me someteré a cada una de sus decisiones», añadió el prelado.

«Con el corazón arrepentido», el religioso pidió al clero y a los fieles de su archidiócesis que le recibieran «como hermano que quiere unir y no dividir, rezar y reconciliar a la gente en una iglesia de santos y de pecadores», precisó.

La Iglesia católica polaca reconoció el viernes que «existen numerosos documentos importantes que confirman el hecho de que el padre Stanislaw Wielgus se habí­a declarado dispuesto a colaborar, de manera consciente y secreta, con los órganos de seguridad comunistas, y que habí­a comenzado esa colaboración».

Los documentos estudiados por la comisión, procedentes del Instituto de la Memoria Nacional (IPN) que gestiona los archivos de los servicios especiales de la época comunista, «muestran indirectamente que la actividad del padre Stanislaw Wielgus pudo dañar a diferentes personas, miembros de la Iglesia».

La comisión matizó, sin embargo, que no existí­a prueba alguna directa de que el arzobispo «hubiera dañado a alguien».